jueves, 29 de octubre de 2009

Noche XII


Llego como casi siempre tarde, pero no impuntual. Casi en la puerta saludo a sor Mónica y a su hermana, sor Ingrid que ya se van. Van acompañadas de María que ya está acabando el noviciado. Ella siempre me ha llamado la atención. Quizás sus elementos faciales metálicos contribuyen a ello. Será la mortificación de la carne. Me presentan a otra monjita como “mi compañera de piso”, y entre tanta bendición no caigo en que lo de piso sobra. Les doy recuerdos para la madre superiora y se van.

La parroquia no se ve muy llena. La crisis también afecta a las vocaciones. Me dirijo hacia la sacristía y allí, el (la) sacristán, al ver mi púrpura figura y con dos intercambios de movimientos de cabeza, me sirve. Los jueves están permitidos líquidos que no provienen de la vid. Las sotanas y los alzacuellos están prohibidos. La música, y ese empieza a ser uno de los encantos del sitio, no es sacra, está más cercana, en proximidad, al hueso sacro.

En un barrido rápido, puedo distinguir algún obispo, no por tenerlos visto, que los tengo, sino por que se les ve a la legua, algo entrados en carnes. Lo que abunda más, son seminaristas. Ay! que recuerdos me trae el seminario. Sacerdotes pocos, con lo bien que se está en el seminario, ¿quién se ordena?, Monaguillos, muchos, o estoy perdiendo mi ojo clínico o cada día son más jóvenes. Bueno, tampoco hay quejarse, si están allí para ayudar en las celebraciones, mejor que mejor. Igual un día cierran la parroquia.

La parroquia es ecuménica, y vienen de muchas órdenes diferentes, pero por su indumentaria, informal, se les pilla rápido. Están los franciscanos, con sus ropas sencillas, los carmelitas descalzos, todos con chanclas, los agustinos que visten cómodos, los legionarios de cristo, con su ropa ajustada marcando músculo, los escolapios, pulcros y limpios y los jesuitas, muy pijos ellos. Monásticos también hay, benedictinos (algún impío transformó su nombre en un graffiti en una puerta del lavabo), jerónimos, sobre todo venidos de las últimas migraciones y cartujos, esos solitarios que no hablan con nadie. Como veis, mucho carnero en el rebaño del señor. Ovejas, también hay, pero me cuesta más separarlas por órdenes, solo soy capaz de distinguir las demimooristas más conocidas como las monjas o’neil.

Y hacen, lo que supongo que hacen el resto de los mortales. Hablar, reír, cantar, beber, fumar y actuar. Comer, supongo que lo hacen, pero eso es su problema y el de su confesor. De vez en cuando, entonan canciones a modo de “que alegría cuando me dijeron, vamos a la casa del…” pero ahora dicen cosas como “And sometimes I get nervous / When I see an open door / Close your eyes / Clear your heart... / Cut the cord” y entonces parecen humanos.

Y sí, son cultos, y eso es gracias al seminario. Es normal oír palabras como peccata, fellatio, irrumati, lingus, coitus interruptus , penis, testiculus, potens eiaculari , etc, etc. Es más, un día asistí a una interesante discusión entre los que eran partidarios de la “manus stuprare” y los que lo eran de la “manus turbare”. Evidentemente, no se pusieron de acuerdo, igual en un futuro concilio lo hacen. Kyrie erecteion. Otra!!! pro nobis.

martes, 27 de octubre de 2009

Abusos deshonestos VI

- La cosa política esta que da asco.
- Si, van a saco.
- Está en la mente de todos que meten mano.
- No temen a nada.
- Todo por la pasta.
- Hasta que alguien lo ponga patas arriba.
- Si, si, es que hace rabiar.
- Y es el cuento de nunca acabar.
- Abarca cada día a más gente.
- Pero lo peor está por llegar.
- Se pasan de rosca.
- Es un craso error.
- El poder por el poder.
- Huele a podre.
- Un continuo saqueamiento.
- Asqueamiento es la palabra.
- Una patada al pandero!
- Al paredón con ellos!


NOTA: Como se ha observado, el abuso de hoy trata del anagrama, que según la RAE es la “Transposición de las letras de una palabra o sentencia, de la que resulta otra palabra o sentencia distinta”. Típicos ejemplos son rabo/obra, tranca/cantar o follar/floral. ¿Cuántos has encontrado (que no entroncado)?

viernes, 23 de octubre de 2009

Provocando es ... ¿un oficio?


Harlem Jazz Club, el nombre promete. El local tiene una barra a la izquierda, tal como entras, y da paso a la sala propiamente dicha. Al fondo, una pequeña tarima, donde se aprecia una batería, un sencillo teclado, algún micro y un par de bafles. Iluminación general tirando a pobre. Llegamos tarde, y la sala esta prácticamente llena. Público, para mi sorpresa, variopinto, fauna que va desde rastas antisistema a zarapijos, pasando por gente normal (¿yo?). Para ser justos, la media era eso, "ordinary people".

Salen los miembros y la “miembra” de la banda. Cambia la iluminación, a tenue. Aparece el artista. Su indumentaria me hace dudar de si se ha escapado del casting de "Ágora", lleva una especie de saco que le llega casi hasta las rodillas, eso si, con cinturón. Empieza el concierto, el tono que utiliza es entre íntimo y susurrante. El equipo de sonido, de la señorita Pepis, no ayuda, en los estribillos sube el tono y algo se escucha. Tras nuestro, la gente habla. ¿Han pagado para ir a hablar a un concierto? Media hora después, todos se retiran a descansar. Por un momento pensé que el whisky llevaba algo más. Media hora!!!

Si, y tras otra generosa media hora, amenizada con un "entre dos aguas" tocada por un cd acompañado por un guitarrista (en y vivo), todos volvieron al pequeño escenario.. Me trajeron el segundo whisky. La segunda parte duró un cuarto de hora más. Uno que estaba a mi lado dijo "es un poeta!". Y la gente, ya no tan curiosamente (uno se cansa de hacer shhhhiiii), seguía hablando de sus cosas, pero interrumpían sus, supongo, interesantes conversaciones, para cantar los estribillos. Y se acabó.

Tras una larga ovación salieron a hacer un bis. Eso si, una canción hilarante, que es como una tourné por toda Cataluña, con vicios líquidos, adicciones de todo tipo, sexo y una dosis de violencia. “Edificante”, pero la pieza tiene su "gracia".

No fui a oír música. Fui a ver un concierto, en el que me interesaba saber el tipo de público que asistía y la puesta en escena del cantautor. Haber podido escuchar alguna de sus letras, también hubiese estado bien. Maleducados e impresentables los hay por todas partes. Muchos de sus temas son pura provocación y que a más de uno le puedan parecer que se pasa de la ralla. Malas lenguas dicen que eso es lo tiene que tomar para hacer el bufón, lo que sí que hace es fumarse un petardo cuando interpreta el tema La colilla. El cantautor, no está en mi lista de preferidos, está en un apartado raro, que llamo “lo que nos rodea”. ¿Qué opinarían Jeanette y Lou Reed de todo esto? Ah, se me olvidaba, el concierto era de Albert Plà.


martes, 20 de octubre de 2009

Hot Springs

Salió del todoterreno. Realmente era cómodo. El frío viento del norte le hizo olvidar repentinamente el cansancio acumulado. La ropa de mezclilla con la que había salido de la Costa del Sol no era la apropiada. Había llegado. Estaba donde quería. Aún no sabía si era un viaje iniciático o terminal.

Todo había empezado en Málaga, casi al mediodía, embarcaba, por un “finger”. No se lo tomó como un signo premonitorio. Casi tres horas más tarde aterrizaba en Gatwick. Tenía muchas horas por delante. Cogió el tren hasta la estación Victoria de Londres y dejó la maleta en la consigna. Después de malcomer, se dirigió a Piccadilly Circus, y se sentó tranquilamente bajo la fuente de Eros, consumiendo las horas viendo el devenir de las gentes. Los turbantes asiáticos seguían llamándole la atención. Con puntualidad británica, se fue a realizar la siguiente ingesta diaria. “Malcenó”, sabía que ocurriría, pero prefirió saber lo que comía, en teoría, en el Kentucky Fried Chicken, a las sorpresas inglesas. Recuperada la maleta, se dirigió en metro hacia el aeropuerto de Heathrow, le gustaba la sensación claustrofóbica que le producía ese metro en particular. De allí, en autobús, se dirigió al sencillo hotel Ibis a dormir unas horas.

Madrugó al día siguiente. El vuelo salía poco antes de las nueve; el autobús, el tren interno y la facturación del equipaje más las medidas de seguridad adicionales llevaban su tiempo. En el Boeing 777-200ER le tocó ventanilla y la suerte de no tener compañeros de viaje. Antes del despegue, pensó en si no era una locura todo aquello. Era tarde. Un libro, “El viaje a ninguna parte”, música del Ipod y unos cuantos sudokus, más la inestimable ayuda de la tripulación, le hicieron corto el recorrido, total, ¿qué eran diez horas? Casi a la una, hora local, llegaba a Houston. El único problema era el nombre del aeropuerto, pero más tarde comprobó que era de “papá” Bush y no de su hijo. Tenía cinco horas. El mal rato que paso en inmigración, aquel control que le hizo sentirse culpable, y más cuando el fornido agente le preguntó el motivo y el destino de su visita, la respuesta que dio fue clara y sin titubear y más cuando respondió a la incrédula pregunta de “In autumn?”. El “Yes” fue seco.

Salió un momento a tomar el aire, y comprobó que la temperatura se parecía mucho a la de su tierra natal. Deambuló por el aeropuerto, buscando descubrir aquello que llaman “american way of life” aun a sabiendas que un aeropuerto es un aeropuerto. Ya no sabía si tenia que desayunar, comer o cenar, había perdido la noción alimentaria. Al pasar delante de un cartel que ponía BBQ, decidió merendar. Un “steak” de carne tejana. Mientras se lo comía se hizo un lío mental entre carne y tejanos que lo achacó al cansancio del viaje. Se fue hacia la terminal A, su categoría había cambiado, de internacional a doméstica, como si estuviese en casa. A las siete volvía a subirse a un avión, esta vez con destino a Denver, donde llegaba una hora y media más tarde. El vuelo 147 de Frontier Airlines había estado algo movido debido a las turbulencias atmosféricas pero las ansias por llegar lo mitigaban todo. En la capital del estado de Colorado, tuvo que correr, tenía media hora para la siguiente conexión. Cuando subía al pequeño bimotor de hélices, recordó como murió John, John Denver y de nuevo lo atribuyó al cansancio.

Eran las diez menos cuarto de la noche, cuando aterrizaba en el aeropuerto municipal de Cheyenne. Suspiró aliviado. Se encontró la oficina de Hertz cerrada. Suerte que había un teléfono de emergencia y tras unos minutos de difícil conversación le dijeron que un “guy” le traería las llaves y el contrato. Él tenía su spanglish que había adaptado algo para entenderse con los pedantes ingleses, en Tejas, ya le había servido, pero aquí, en el estado de Wyoming todo le sonaba a indio. También se puso en contacto con el motel donde pensaba dormir. Les comunicó que llegaría tarde, muy tarde, tenía 306 millas por delante y un solo objetivo, llegar.

Casi a las once de la noche salía con un gran Chevrolet Trailblazer, y gracias al navegador, se situaba en la interestatal 25 que no tenía que abandonar las siguientes 176 millas. Pasado el pequeño pueblo de Chugwater, paró a tomar café. Hambre no tenía. Absorto en la sola idea de llegar no se dio cuenta de las miradas que le echaron los lugareños, nada envidiables a las que había visto en múltiples películas de la “América profunda”, pero claro, donde estaba sino en lo más profundo de ella. Tras repostar, reprendió la marcha. Para entretenerse, puso la radio, no estaba habituado a la aburrida conducción de los coches automáticos, pero encontró una emisora de música country, canturreaba las canciones, aunque no las supiese y daba golpecitos con los dedos sobre el volante. Dejó atrás Wheatland, Glendo, Douglas, Glenrock y Casper, donde esbozó una tierna sonrisa. Allí abandonó la interestatal para incorporarse a la autopista 20/26 oeste. Se sintió cansado y paró a estirar las piernas. El aire era gélido. En Shoshoni sabía que ya estaba muy cerca, solo unas 30 millas. Y llegó, eran las cinco y media de la madrugada.

El motel que había escogido, el Coachman Inn, estaba cerca del centro de Thermopolis, en el condado de Hot Springs, y era justo lo que había previsto, un edificio de una sola planta. Mientras se dirigía a la recepción pensaba en la “king bed” que le esperaba. Allí, sobre el mostrador, encontró un sobre a su nombre con las llaves de la habitación 11. Se duchó, lavó los dientes y se metió en la cama. Antes de cerrar los ojos, pensó que un terapeuta creería que lo que había hecho era como una especie de viaje al vientre de su madre, pero de nuevo lo atribuyó al cansancio. Lo había hecho sobre, debajo, y encima, pero nunca, nunca dentro. Memorizó los límites del condado y cerró los ojos. En su cabezá empezó a sonar "I walk the line".







lunes, 19 de octubre de 2009

Absurdo XIII

- El mercado de los cítricos anda revuelto.
- Yo, es que de economía, no entiendo.
- Y en la costa... peor
- Yo, es que de turismo, no entiendo.
- Buf, y el de los relojes de alto cante, no veas.
- Yo, es que de...
- Tampoco entiendes del hondo, me ibas a decir no?
- Si, bueno....
- Y de coches ¿tampoco?
- No, pero el otro día se me rompió la gürtel de transmisión.
- ¿La qué?
- Tu entenderás de marcas pero de mecánica, nada.
- Lo justo.
- Yo tampoco, pero tengo un coche alemán que se paró.
- ¿Y?
- El ordenador de abordo decía "gürtel kaput".


jueves, 15 de octubre de 2009

Estesia (With or without)

Finales de junio. Una ligera brisa sopla sobre el ondulado paisaje. El horizonte, algo inclinado, deja entrever un pequeño lago, tras unos árboles. Paja, al fondo, apilada. Huele a seco.

El dorado rastrojo sirve de fondo (y de primer plano), a unos desaliñados mechones, teñidos de oro. El aire levanta alguno, igual pasa con una hoja del libro, aguantada en parte por los dedos de una mano, que meñique en suspenso, nos deja ver una generosa uña, cual amenazante arma de rasguñar.

Sobre un aterciopelado manto, azul marino, reposa una camiseta, blanca ella, a modo de papel estrujado. Los pantalones, de “serge de Nîmes”, decolorados en la parte superior del muslo o inferior pelviana, inundan el cuarto inferior derecha. El cinturón denota que la moda, cambia, pero él, permanece, sacrificando un agujero, para dar tímida salida a unos calzoncillos, blancos, con costura lateral.

Un codo oculto nota la aspereza del terreno, soportando parte del peso del cuerpo semi; desnudo, incorporado, recostado. Una sombra recta nos oscurece la cara, que mira, algo cegado, hacia la brisa. Parece que la púa de la hebilla es la única interesada en la lectura.


Nota: El título del post es complicadillo de explicar. Podría haber sido, “Veo, veo”, ya que es la observación de una fotografía, o “Zoom zoom” (zum según la RAE). Me gustaba también “Bodegón” pero la asociación con “naturaleza muerta” no me acababa de gustar, ya que alguien pudiera (o pudiese) asociar el término caza a alguna persona fotografiada y pensar que era una “pieza cobrada”. Al final, he cortado la palabra sinestesia, privándole del prefijo, ya que es solo un intento de transmitir algunas sensaciones. Ah, se me olvidaba, la fotografía es esta.


miércoles, 14 de octubre de 2009

Pirulo


Seis menos cuarto de la mañana. Paramos. Cada vez me cuesta más salir del coche. Empieza a refrescar. Cojo la linterna, bueno, es más un foco. Observo el vehiculo. Los cristales cubiertos de vaho, señal inequívoca que alguien, como mínimo, respira. Toc toc. Nada. Toc toc, seguido de un "Holabuenasnoches". En la espera pienso que utilizar "noche" cuando esta apunto de clarear es algo absurdo, pero no caigo en que lo absurdo es lo de "buenas". Arespuesta, o sea, nada. Foco. Busco a través del vaho una cara. La encuentro. Intuyo que está, Morfeo aparte, con alguien más, con el agravante "ramoncín" (1). El foco solo consigue un pequeño ladeo de la cara. Todo igual, nada. La noche es clara, la luna está crecida. Abenámar no esta aquí. Miro a mi compañero y me entiende. Por los altavoces del coche se oye un estridente sonido al acoplarlos con el micro. Enfoco a la cara. Nada. Los destellos del pirulo producen un efecto psicodélico en el pequeño bosque. Último recurso: foco a la cara y aviso por los altavoces.

El sujeto medio abre los ojos, pero los vuelve a cerrar. Estoy convencido que en su sueño registra "He visto la luz". Después de un nuevo ataque lumínico se medio despierta. Espera. Hace tiempo que las ventanillas no son manuales. La medio baja. Efluvios. "¿Qué pasa?" pregunta soñoliento. Antes de responderle ya he podido ver que duerme en gayumbos, detestables, pero a esa hora ya todo me parece detestable. "El coche no puede estar aquí. Lo tendrías que mover unos tres o cuatro metros hacia adelante" digo con la supuesta autoridad de una acreditación y un pirulo. Me mira, se gira hacia el pirulo, suspira y asiente. El pollo frito, pasadas unas horas resulta balsámico.

Se toma su tiempo, reubica unos cuantos enseres, y lo hace, si, lo hace: se pone los pantalones. Acostumbrado al absurdo, sonrío. ¿Se necesita llevar los pantalones puestos para avanzar unos pocos metros? Todo lleva su tiempo. Conseguimos los pocos metros. Con un “Perdona” y un “Gracias” nos despedimos. Seguro que al entrar en nuestro coche el tío ya duerme. Tengo la duda del "con o sin". Quedan pocos kilómetros y menos a quien putear. Yo hago mi trabajo, aunque sea "by the little leg" (2). El pirulo sigue iluminando la noche. ¿Cómo estará la mar? Abenámar, Abenámar.


(1) Una de las canciones más conocidas (tal vez la única) de Ramoncín, mal llamado "El rey del pollo frito", decía "litros de alcohol corren por mis venas..."

(2) La expresión "by the little leg" es utilizada en los bajos fondos de traducción literal y se asemeja con "por la patilla". Un puto pureta me dijo que seria mejor utilizar el "on" en lugar de "by". No recuerdo si le envié a o hacia la mierda.

martes, 13 de octubre de 2009

A lo tonto, a lo tonto

El otro día un sujeto me pidió (verbo) que colgase una escalera en mi blog (predicado?).

Si me lo hubiese o hubiera pedido de una forma mas elegante igual hubiera o hubiese aceptado.

Cada uno hace, como supuestamente dicen los de "ses illes", lo que le pasa "per sa punta de sa fava" (obvia traducir esta soez frase).

Al recibir la invitación, pensé, "mira una nueva forma de spam via comentario-blog". Se las piensan todas.

La cosa tiene enjundia. Así, sin un hola y menos un adiós te sueltan la invitación.

El método me parece invasivo, cuanto menos y más ahora que vivimos en la época de la micro y nano lo que sea.

Resulta que en alguna ocasión he sido participe tanto activa como pasivamente del blog monotemático, aunque esa palabra resulta algo pobre, más que nada porque pocas veces se habla de "ellas", más bien de lo que acontece a su alrededor.

Así que ya veis lo contradictorio del razonamiento humano. No quería poner ninguna escalera, y a lo tonto a lo tonto pongo dos. Felicidades Stultifer por tu blog.

jueves, 8 de octubre de 2009

excusa VS pretexto

Andaba yo pensando en que dejar, hoy, aquí colgado y como a muchos últimamente les pasa, las urgencias, la inspiración o el listón que otros colocan cada día más arriba he decidido disculparme ante el lector con una pequeña excusa que no pretexto ya que todos los pretextos son excusas pero no todas las excusas son pretextos. ¿Esta claro? Espero que sí porque hay claras diferencias. Excusa, según la RAE es la “Acción de excusar” o bien “Motivo o pretexto que se invoca para eludir una obligación o disculpar una omisión” mientras que pretexto, según la misma fuente, es “Motivo o causa simulada o aparente que se alega para hacer algo o para excusarse de no haberlo ejecutado”. O sea, para que quede claro, pretexto es una excusa falsa mientras que excusa mientras que la excusa puede ser verdadera o falsa. Y todo esto nos lo cuenta la Fundéu BBVA, lo que no explican es si la millonaria jubilación anticipada del consejero delegado del banco, José Ignacio Goirigolzarri, era un pretexto o una excusa. Si el dinero es falso, será pretexto, pero si es de curso legal, toca excusa. ¿No? Lo que más me ha llamado la atención de esta importante disquisición es que pretexto es masculino y excusa es femenino. ¿Dónde está la presunción de inocencia de lo masculino? Masculino = “excusa falsa”, femenino = “a determinar”. Indignante, pero claro, en este país los hombres no tenemos Ministerio de Igualdad y ahora que, ¿dónde nos quejamos? Propuesta: para que nadie no se enfade, ¿porqué no creamos el género gramatical “glbt”? (dejo a mi amigo Theodore que sea él, el que juegue con el orden de las letras).

Y todo esto venía a cuenta de que iba a dejar una elegante excusa del porqué no había un post de esos típicos y he dejado unos cuantos tópicos (guerra de sexos, atacar a los bancos) y de tanto decir sandeces, se me ha ido el santo al cielo. Y lo dejo aquí y como pretexto, me voy al escusado y aquí dejo el texto.

Nada

Deja las llaves sobre la mesa. Mira el correo. Entre las cartas hay una con el destinatario escrito a mano, con una caligrafía algo infantil. No tiene remitente, tampoco franqueo. Empieza a abrirla. Suena el interfono. Contesta, pero no obtiene respuesta. Vuelve a la sala y se sorprende, el sobre esta vacío. Suena el teléfono. Antes de llegar, deja de sonar. Mira cerca de la mesa, pero no ve nada que haya podido caer de la carta. Oye el timbre de la puerta, y se dirige a abrir. Justo cuando abre, empieza a sonar el móvil. En la puerta no hay nadie. Cierra y el móvil se silencia. Mira por el suelo del pequeño recibidor si hay algún papel. Nada. Mira el móvil, llamada perdida, número desconocido. Vuelven a llamar a la puerta. Se dirige hacia ella. A medio camino vuelve a sonar el teléfono. Se detiene. Duda. Abre la puerta y se encuentra delante de un chico. El teléfono sigue sonando.

- Hola. Por error mi padre abrió una carta suya. Me pidió que la metiera en un sobre y se la pusiese en el buzón. Lo hice, pero a medias, como todo. Aquí tiene lo que había. Adiós.

Da media vuelta y desaparece escaleras arriba. Se queda momentáneamente inmóvil. Cierra la puerta y vuelve a la sala pero al pasar frente al espejo del pequeño pasillo intuye que en el papel pone nádA. El teléfono ya no suena. En su mano aun lleva el papel. Lo mira. Está del revés. Lo lee: “Sauna Adán”. El teléfono vuelve a sonar.

lunes, 5 de octubre de 2009

The first time

PARTE I

- Venga, va.
- Que no, que a mi estas cosas…
- Pero si es un momento de nada y…
- Nunca lo he hecho…
- Va…
- ¿Siempre tiene que haber una primera vez?
- Si, siempre.
- Y… ¿qué se siente?
- Una sensación irrepetible.
- Que no, que no.
- Venga va…
- Joder
- Joder, ¿qué?
- Que a mi estas cosas no me van.
- No seas nenaza, hombre!
- Pero tú de que vas!
- Mírame, aquí estoy. No pasa nada, hombre.
- En que quedamos, hombre o nenaza.
- Venga, no despistes.
- Venga –digo con resignación mientras empezamos a subir las escaleras.
- No te arrepentirás.
- No se yo…
- La gente por aquí, ¿no es muy joven?
- Si.
- Cada día se hacen cosas más pronto. Cuando tengan mi edad, ¿qué harán?
- Cuando la tengan te lo digo.


PARTE II

- ¿Y?
- Espera
- ¿Ya?
- Nooooo.
- ¿Por qué tiemblas?
- No lo se. Tiemblo y punto.
- Tampoco hay para tanto.
- Ha sido lentamente rápido.
- ¿Y?
- Brusco.
- Es lo que tienen estas cosas, y sobre todo la primera vez.
- Duele.
- Eso es que no estás acostumbrado.
- ¿Te llegas a acostumbrar?
- Si, si, pero te tiene que gustar.
- Perdona, pero ¿qué quiere decir gustar?
- Que te cause placer.
- Ah, púes no me ha gustado.
- Pues ya no tiemblas.
- Y creo que he perdido algo.
- Si era la primera vez, la virginidad.
- Pues más que la virginidad, creo que he perdido el alma.


EPÍLOGO

El alma la perdí a los dos segundos. Más que perderla, creo que se quedó atrás. No duró más de treinta segundos. Conceptualmente, nada, realmente una eternidad. La primera vez. No me gustan estas cosas, y mira que hay gente que sí que les va. Mal de muchos consuelo de tontos. Me dolió. ¿Seré tonto? Igual es que no había cariño. Sólo violencia. Más que una descarga es un vaciado de adrenalina. Pasados un par de días y seis pastillas Voltarén la inflamación remite.



NOTA: El “Furius Baco” es una atracción del parque de atracciones Port Aventura. Alcanza los 135 km/h en 3,5 segundos. Se superan los 4G de fuerza. Aquí hay un video, ¿disfrutan?

ACLARACIÓN: La fotografía que te hacen justo cuando sales disparado, es una nueva versión de la famosa canción “The first time ever I saw your face”. No es una versión cantada, es todo un poema!!!