jueves, 30 de septiembre de 2010

Vacaciones con blogueros (sic) V

El Vänern es un “pequeño” lago situado (más o menos) en el sudoeste de Suecia. Lo de pequeño, es relativo, como siempre. Es una décima parte del lago Huron, pero su superficie es casi tan grande como la provincia de Alicante. Como diría aquel, unos tanto y otros tan poco.

En uno de los canales del delta del rio Klarälven que desguazan al mencionado lago Vänern, en la ciudad de Karlstad, me encontré con estas biescaleras de impares escalones. Su presunta utilidad salta a la vista, alguien decidió hacer barcos de diferentes alturas.

Pero a falta de barcos y viendo que el tamaño podría impedir que fuesen unas “Starways to heaven”, solo por el tamaño, ya que estoy convencido que para ir al cielo puedes coger escaleras distintas, observándolas, me asaltó la duda de si no podría tratarse de un equipamiento deportivo, para entrenarse en esa nueva modalidad llamada “balconing” (nivel básico).

El “balconing” parece que es lo último que se ha sacado la madre naturaleza para proseguir con su lenta “selección natural”, en este caso, de idiotas. Consiste en tirarse a una piscina (con lo bonito que es tirarse otras cosas) desde la terraza de la habitación de un hotel. Desde que se pusieron de moda los hornos eléctricos… la gente ya no sabe que hacer para suicidarse.

martes, 28 de septiembre de 2010

Noche XVI


Pago religiosamente la entrada (será una religión pagana, supongo). Bajamos las escaleras. Alguien dice el inevitable “Vamos al lavabo” y vamos. Bastantes urinarios dispuestos en los cuatro lados de la estancia, elevados, con un par de escalones para acceder a ellos. En el centro un lavamanos circular. Lleno hasta la bandera. A la altura de la vista (todo relativo), delante de cada urinario, una pantalla plana, con imágenes. Pocas ganas tenía y se me pasan todas, aunque dejo correr el agua, por si el sonido…

Ya fuera de esa especie de tele urinario medito (y cuando voy cargado, medito aún más si cabe) de la utilidad de los monitores esos, máxime si en todos ellos mostraban las mismas imágenes carnales. Si lo que se “pretende” evitar es mirar al prójimo, sería mejor poner videos diferentes en cada urinario, mientras que si ando errado igual pretenden el alivio total.

Yo acostumbro a mirar al infinito, un infinito cercano, un infinito que no tiene forma de ocho acostado, a la baldosa… infinita. Y tú, ¿qué miras? o… Y tú que miras!


jueves, 23 de septiembre de 2010

De color, de color....

-¿Qué talla tienes? –me pregunta el dependiente.
- No sé, tú mismo –le digo mientras me levanto un poco la camisa para que pueda verme mejor la cintura –Si quiere miro que talla de pantalón llevo- digo mientras inicio el movimiento de desabrocharme el cinturón. El tío tarda en reaccionar y cuando estoy a punto de desabrocharme el botón superior de la bragueta, me dice “una treintaicuatro”.
- Me las pruebo, mejor.
- Pasa por aquí – me dice mientras me acompaña a los probadores, lugar muchas veces desagradable. Colgadores por el suelo, papeles… y un olor tirando a molesto, de ambientador o colonia industrial. No soporto desvestirme… para probarme algo. Me las pruebo y pregunto:
- ¿Me quedan bien?
- Ummm a ver.. Date la vuelta… Un poco holgadas, tal vez. ¿Te has adelgazado?
- Pse. Tampoco lo necesito.
- Te quedan bien. Y ¿con que te las pondrás? El estampado está a medio camino de un traje de camuflaje y una camisa hawaiana.
- Con esto –digo mientras señalo un punto determinado- el polo anaranjado.
- Con tonos aceitunados también –me responde el espejo.

Mientras me dirijo a la caja con cierto complejo de madrastra, pienso en si serán manzanilla fina, o sevillanas. Las arbequinas seguro. Las de Aragón… también, también.

martes, 21 de septiembre de 2010

Vacaciones con blogueros (sic) IV

Era viernes. Aquello era Örebro. Dejamos atrás el majestuoso castillo de Slottet (foto), ya contemplado la noche anterior y nos dirigimos, por un paseo que discurre al lado del río Svartån (Negro) hacia el Stadsträdgården, un idílico parque que en su día fue elegido como el más bello de Suecia. En uno de sus extremos se halla el pueblo de los museos Wadköping, donde bajo construcciones típicas suecas se ubican talleres de artesanos, escuelas, exposiciones de pinturas y un largo etc.

Era pronto, pero un pequeño ejército de operarios estába cuidando el parque. Aquí, a la que deja de llover, sacan rápido las segadoras de hierba. Dejado atrás el rincón japonés, llegamos a la zona del parque infantil. A primera vista (o vista tendenciosa) se podría decir que es un lugar de ambiente. Sin exagerar, el 90% de los mayores que cuidaban/vigilaban a los críos eran varones. Repuesto del “susto” inicial, sonreí, casi había olvidado que estaba en el paraíso de la igualdad aunque me pareció que la proporción no era muy igualitaria. Volví a sonreir al pensar en mi amigo blogero, defensor acérrimo de la igualdad.

Siguiendo el agradable paseo, y aún pensado que eso de la igualdad es una utopía, tuve un susto mayúsculo. No, no descubrí a un antiguo amante sueco, de una noche veraniega de sangría, ya que este (y esta) jamás existió, sino a mi amigo bloguero. Allí estaba, sentado, junto con su inseparable monopatín, vestido de gala, meditabundo, como reflexionando sobre mis tribulaciones igualitarias. Me quede atónito. No, un error al surfear una ola, no lo podía haber traído a tantos kilómetros de distancia. Me aproximé lentamente. Él seguía más meditabundo (si cabe).

- Hej –le dije, pero no recibí respuesta, cosa obvia, creo que él no habla sueco.
- Hola –insistí. Silencio recibí.

Mi mano, algo temblorosa, se acercó a su cuerpo, y se posó en su hombro. Lo noté más bien tirando a frio. Al retirarla, me miré la palma y no vi rastro de purpurina.

- Adjö, Adiós –le dije, y mientras me alejaba susurré:
- No sabía que tenías un loro.

Si aún no sabes a quien me encontré, pincha aquí.


viernes, 17 de septiembre de 2010

I have a dream III (false)

Llaman al móvil.

- ¿Si? –contesto.
- Sí –respondo firme.
- ¿A qué hora? –pregunto ansioso.
- ¿Dónde? –inquiero inquieto.
- Allí estaré -asevero ilusionado.

La propuesta era atractiva, total la inversión no era excesiva. Me vestí para la ocasión, casi, casi, con mis mejores galas. En la ducha, un “run” “run” me recorría el cuerpo pero me tranquilicé con un “Tranquilo, que chollos ya no quedan.” aunque también pensaba “¿Y si queda uno?”.

Ahora, cuando todo ha pasado, tengo la duda, ante la estafa, de si mis sueños son “normales” o no. Sólo contestar al móvil, me dijo una voz amiga “¿Vienes esta noche al cine? Si vienes, conocerás al hombre de tus sueños” y ya me veis, de nuevo aquí.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Vacaciones con blogueros (sic) III

Svenskundervisning för invandrare, Sfi, är en grundläggande utbildning i svenska språket och om det svenska samhället för dig som inte har svenska som modersmål. För att studera genom Sfi ska du bo i kommunen, vara över 20 år och ha uppehållstillstånd.

Det finns kurser med olika inriktning, språknivå och studietakt. Kurserna är gratis men du kan inte studiemedel för sfi. Tillsammans med en studievägledare kommer ni överens om vilken kurs som passar bäst. Syftet med studierna, tidigare erfarenhet och utbildningsbakgrund har betydelse för val av kurs.


Nota: A ver quien encuentra el error... si lo hay. Para quien tenga dificultades en la lectura, dejo aquí este link por si ayuda en su comprensión.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Vacaciones con blogueros (sic) II

En un interludio vacacional, andaba yo algo distraído por casa, cuando me fijé en un mueble. Desde que tengo uso de razón que he vivido con ese mueble. Cuando rompí el cordón económico-umbilical con mis padres el mueble se fue conmigo, y con el hice mi primer y último trabajo de restaurador. A ratos, con mucho mimo lo fui rehabilitando, sobretodo del festín que se habían dado las carcomas, esas diminutas larvas que comen madera antigua. El resultado fue tan bueno que mi madre intentó que se lo devolviese, pero la condición de “si vuelve el mueble vuelvo yo” no la aceptó.

A plena luz veraniega pude observar con claridad que el brillo y esplendor de antaño había desaparecido. El servicio ya no es “como el de antes” y no me lo han cuidado como se merecía. Ni corto ni perezoso (cosa inhabitual en periodo estival), busqué de entre los cuatrocientos productos de limpieza que hay en casa (dudo que existan tantas superficies, manchas o tipos de suciedad para tanto producto), el que yo sabía que necesitaba mi mueble, y lo encontré. Lo que no conseguí encontrar fue un trapo de lana, que es el tipo de tejido idóneo para aplicar el producto.

Y ahí me ves, sentado en el suelo, con mi lata de cera, mi trapo de algodón (un trozo de un polo muy viejo de color granate) haciendo de académico de la RAE, pero no a la lengua, sino a mi viejo mueble. Con los efluvios de la cera (similares a los de la cola) entré en trance (¿redundancia hispano/inglesa?) y me uní espiritualmente con otro bloguero y me puse a cantar, no la de Lady Gaga -hubiese sido demasía obvio-, sino una que canta su (querido) homónimo en catalán (había dicho similares a los de la cola, rectifico, superiores a la cola). Evidentemente el mueble es un armario, pero no empotrado. No todo es perfecto.

Si quieres ver la lata de cera, clica aquí.

martes, 7 de septiembre de 2010

Vacaciones con blogueros (sic)



Sus motivos tendría, pero seguramente la visita al National Museum of Ireland estaba más relacionada en saber si Sinéad O'Connor estaba expuesta allá, como una pieza más de museo que en conocer la historia irlandesa, que también le interesaba. Escogió el centro de Arqueología e Historia en Kildare Street, cosa que casi me pareció ofensiva hacia la pobre Sinéad, pero si hubiese escogido el de Artes Decorativas en Collins Barracks la ofensa sería la misma. Después de patearse el museo desde el año 2200 A.C. hasta la Irlanda medieval, pasando por la época vikinga, se dio por vencido de que allí no encontraría a su pobre cantante, pero le quedó la duda de si aún no le correspondía estar ahí o los irlandeses, por muy irlandeses que fueran, aplican aquello de que nadie es profeta en su tierra.

Con los pies hechos polvo, y lamentándose, por lo del polvo evaporado de la noche anterior, se encaminó a Nassau Street, para dirigirse a su siguiente parada: el Trinity College. A unas cuantas yardas de distancia (el ya sabía que allí funcionan con el sistema métrico decimal pero lo de yardas le daba más sensación anglosajona), vio un pub, The Porterhouse Central, y decidió continuar haciendo el turista y tomarse otra Guinness, cerveza que ya empezaba a aborrecer después de tres días en Dublín. A mí me dio igual, mi presencia era espiritual, y los espíritus no beben, así que le acompañé con la esperanza de escuchar algo de música irlandesa, por ejemplo Mrs. McGrath, aunque no fuese la versión de Bruce Springsteen. La música que sonaba no la identifiqué, le podría haber preguntado a mi acompañado, qué era –él lo sabe todo-, pero era demasiado pronto para hacer el numerito de “manifiéstate, espíritu”, así que esperé a la siguiente. Mientras miraba sus morritos manchados de espuma, sonaron los primeros compases de un tema y el sonrió, seguramente por lo del museo. Ella tiene razón.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Diván XII

- Y ahora… ¿qué te pasa?
- Eh, eh, no se ponga así, ¿vale?
- No me pongo de ninguna manera.
- El “Y ahora” ha estado toda una declaración de intenciones, ¿o no?
- Bueno, verás…
- Sí, ya se que soy un pesado, pero hacía un montón de tiempo que no me visitaba.
- Y… ¿qué te pasa?
- Pasarme, lo que se dice pasarme, creo que no me pasa nada.
- ¿Y el motivo de tu visita?
- Estoy preocupado.
- Ah, ¿sólo eso?
- ¿Le parece poco?
- Depende. ¿Cuál es el motivo de tan honda preocupación?
- Me siento diferente al resto, como un bicho raro.
- Todos somos diferentes.
- Ya, me lo imagino, pero…los medios de comunicación…
- Esos tienden a homogeneizarlo todo.
- Bueno, más que eso, te anuncian que patología tienes que sufrir.
- ¿Y en tu caso, de qué no sufres?
- Del síndrome postvacacional.
- Veamos, ¿te sientes cansado?
- Si, muy a menudo.
- ¿Falta de apetito?
- Sí, sobre todo cuando me abrocho el cinturón.
- ¿Problemas de insomnio?
- Si no tener una hora para irse a dormir es tener insomnio, sí.
- ¿Problemas de concentración?
- ¿Cómo?
- ¿Irritabilidad?
- ¿Pero esto qué es? ¿un interrogatorio en tercer grado?
- ¿Ansiedad? ¿Tristeza? ¿Pasotismo?
- Eso ¿es una pregunta o son tres? A tomar por...
- Siento contrariarte pero sufres de ese síndrome.
- Yo siento contrariarle a usted, porque aun no he hecho las vacaciones.