
...o no, ¿quién sabe?
- La mer…
Mítico western (otro día discutiremos quién c___ califica las cosas). El título me sirve para aglutinar esta especie de tres en uno cinematográfico. Las tres últimas películas que he visto tienen un denominador común: la guerra de Irak. Es el género western actualizado pero sin “morriconadas”.
Cámara subjetiva. Tarde (tarde). Navego, vela ligera, el foque flamea. Corrijo el rumbo. He (lo he) descubierto. Me siento como un hermano Pinzón. Flash back (de siglos). Tengo su foto, en la retina. Buñuel, no, hoy no! Fundido en negro.
Uno de los momentos culminantes que tiene esto de escribir  un post es cuando llega la hora de titularlo. Hay títulos genéricos, originales, partes recursivas, alguno ingenioso y otros patéticos. El otro día le dediqué a un querido blogero un post sobre situaciones oficinescas y al irlo a titular, se me fue la mano al inglés, pasa a menudo (con o sin acento) y cambié una palabra del nombre de una canción. El título quedo bien y como también singularicé el nombre del grupo me quede, no satisfecho, satisfechísimo.
- Perdona.
Tenemos con nosotros al autor de la sorprendente novela “Galones o litros, pulgadas o centímetros: la disyuntiva”.
- No –dijo pausadamente.
Era una dulce mañana de primavera. Después de haber desayunado unos brezels y un té con miel, estaba escuchando unos dulces nocturnos de Chopin. Sentado en el jardín, ahora acariciándose los pantalones de “peau de pêche” ahora aquel jersey aterciopelado  que no por viejo había perdido su tacto. Una dulce brisa mecía las lánguidas ramas del sauce llorón. Todo estaba es su justo equilibrio. El dulce vibrador del teléfono, le sobresaltó, dulcemente, no podría ser de otra forma. La armoniosa, tal vez dulce voz de su médico dijo:
Un monaguillo italiano:
- Qué subas –le dice el de, aparentemente, más edad.
Lo del sábado por la noche fue una premonición. El equipo blanco nos dio caza. Hoy, un manto blanco (cielos, qué cursi) cubre media Barcelona. Desde la ventana del despacho, en solo media hora, he podido ver a varios intérpretes del Lago de los Cisnes intentando mantener el equilibrio, algunos no lo han conseguido. Tanto criticar a esta ciudad por querer organizar unos Juegos Olímpicos de invierno, y resulta que tenemos más nieve que Vancouver. Jajajaja.
Nota: Creo que se le de arriba a abajo y de izquierda a derecha.
Llegó, como de costumbre, muy pronto. Le dio la impresión de ser el primero. Tras dejar su bolsa y encender el ordenador, se fue a por el primer café del día. Mientras revolvía el café, le echó un vistazo a las cabeceras de los emails. Aparentemente, nada urgente. Abrió el primero, en vista de su extensión, decidió hacer una lectura en diagonal, sorbió un poco de café y se quemó. “Mierda”, pensó, “tengo que hablar con los de mantenimiento, para que hablen con los del “vending” para regular la temperatura de la máquina”. La “diagonal” le había dicho que el email, no era importante. El siguiente email : “m.gilipollas@estoesundesas.tre on Mon, 1 Mar 2010 20:27:02 +0100. The e-mail account does not exist at the organization this message was sent to. Check the e-mail address, or contact the recipient directly to find out the correct address.”. Después de revisar que no se había equivocado en la cuenta, pensó, “Mierda, la puta informática vuelve a fallar, tendré que hablar con esos listillos. Me tienen manía desde el día que entre, salí y volví a entrar en su departamento. No lo entendieron, no tienen sentido del humor”. Atendió el siguiente email. Le devolvían un informe en el que supuestamente habían unos datos erróneos. Lo revisó y lo que él había adjuntado era lo correcto… pero… a ver… “jooooder, la que me paso los datos la había cagado en un cortar y pegar, arrastrando una puta suma. Su … bendita madre… recorcholis!!!”. El rato fue pasando. Leyó otro email: “l.soplapollas@estoesundesas.tre on Mon, 1 Mar 2010 20:40:23 +0100  The e-mail account does not exist …”.  Otro  destinatario, pero la misma coletilla. Vio que habían unos cuantos más, y todos los había enviado a la misma empresa, la suya. Suspiró, pero con mala leche. Alzó la cabeza, pero en los cubículos cercanos no vio a nadie. “Es que aquí cada uno va a su bola y hacen el horario que les sale de las pelotas”, pensó. Envió un email a eva.g@je.mail.out, preguntando cuando estaría arreglado el servidor de correo, no podía estar incomunicado. Sonrió por su astucia.
Y se fue.