Días atrás tatojimmy tuvo la desfachatez de perturbar (per, pone per) mi torrente creativo con una propuesta envenenada. Seguir una historia que uno -Davichini- empezó y que a cada uno que le cae la pelota le da una vuelta de tuerca. No se si he sabido dar una vuelta de tuerca, pero lo he intentado. Tato, lo de los padrinos sigue en pié, tú mismo. Para el que haya leído las anteriores cuatro entregas, me he tomado la libertad de resumir bajo los nombres de los personajes sus procedencias y relaciones a modo de refresco memorial, así como ciertos recordatorios históricos.
1 DAVICHINI:
Silvia abandonó temprano la casa, tenía los ojos llorosos de tanta decepción y por la noticia que acababa de recibir de manos de Aurora, la que iba a ser su futura suegra, no esperaba una noticia así, aunque de ella no le hubiera sorprendido nada, siempre se opuso a su noviazgo con Diego, el hijo de Aurora, se hizo a la idea que le haría la vida imposible, pero Silvia nunca imaginó una noticia como esa que le hiciera tomar esa decisión, la de marcharse, justo el día de la boda, sin decir nada, ni una palabra, ni una despedida, ni un por qué, pero con un as en la manga que en ese momento ella desconocía.
Mientras tanto, Diego esperaba impasible la llegada de Silvia a la iglesia, en un principio pensó que el retardo era inevitable, como todas las novias, pero conforme fue pasando el tiempo, la cara de Diego era un poema, al lado estaba Aurora, su madre, quién le decía que de una chica así uno no se podía fiar, y que seguro que la había dejado plantado en el altar para irse con otro señor más rico que él.
Silvia no apareció por ningún lado, ni una nota, no había ni un rastro suyo en la casa familiar, y Aurora se dió por satisfecha, sin decirle que ella había sido la causante de la huída de Silvia, pero le dijo a Diego que era lo mejor que podía pasar y que por los invitados no había problema, ella se encargó de disculparle.
Lo que Aurora no podía imaginar, es que esta partida no estaba ganada ni mucho menos, habían pasado 18 años desde ese suceso cuando alguien llamó a la puerta, era Silvia y en cuestión de minutos se encontró con Aurora, a esta le llamó la atención la madurez y serenidad en el rostro de Silvia, pero se mostró impasible, dispuesta a defender lo suyo, lo que no esperaba de ninguna forma es que Silvia le dijera que iba a reclamar parte de la fortuna de Diego porque cuando huyó estaba embarazada, y venía a luchar por lo que le pertenecía a Claudia, su hija adolescente, pocas cosas le importaban ya, lo única que quería era hacer justicia 18 años después.
Aurora no se quedó quieta, no estaba dispuesta a permitirlo.....
2 ALEX:
Aurora no supo reaccionar al momento, pero su semblante cambió cuando Silvia quiso entrar en la casa. Aquella casona antigua la había visitado tantas veces, que no era nada extraña para ella, y en 18 años no había cambiado absolutamente nada. Silvia tenía las fuerzas necesarias para enfrentar aquella situación, pero en un momento todo se le había venido abajo. Pensó estar preparada para lo que iba a pasar, para lo que tenía que decirle aquella mujer que nunca la quiso como nuera, pero se quedó paralizada al verla allí plantada en la puerta.
Tras Aurora apareció un chiquillo. A Silvia se le heló el cuerpo al verlo, pues era la viva imagen de Diego, pero en un adolescente que no tendría más de 13 años. El niño que se colocó justo detrás de su abuela y se quedó mirando a la que para él era una extraña.
- Quiero hablar con Diego, y esta vez no me lo va a impedir nadie.
Silvia recompuso la cara y volvió a mirar a los ojos de Aurora. Respiró hondo, saco las fuerzas que había estado atesorando durante años y puso en su mente a su hija. Una voz contundente salió de su garganta, con fuerza y sin temblarle.
3 THIAGO:
- ¿A qué has vuelto a esta casa? No tienes nada que hacer aquí. – Le increpó Aurora, con la cara enrojecida por la ira, superada ya la sorpresa inicial. Aurora siempre la había odiado aunque Silvia nunca comprendió tanta inquina. –Abandona la casa de los Moscoso del Prado inmediatamente, y deja a mi hijo en paz, respetando la gloria de sus antepasados.
- Diego Alberto tiene que hacerse cargo. Claudia María es su hija y ahora quiere cambiarse de sexo. Necesito el dinero para la operación. – Espetó Silvia a su asombrada y fallida suegra. – Yo sóla no puedo hacer frente a semejante gasto.
La tarde se había vuelto plúmbea. Dónde antes cantaban los pájaros, ahora un silencio mortecino se apoderó del ambiente, la tensión se palpaba y podría cortarse con un cuchillo. La cara de Aurora, inexpresiva tantas veces, era ahora el vivo ejemplo de la repugnancia y el odio que sentía.
-Tú estás loca, Silvia Colón de Carvajal. -Espetó a aquella desgraciada a la que había conseguido mantener alejada de su hijo con sus malas artes. –Diego Alberto, mi querido niño, - continuó aquella arpía, - bastante tiene con su propio hijo, que le ha salido gay.
4 tatojimmy:
Silvia Colón de Carvajal miró al niño que se escondía detrás de las piernas de esa arpía.
- No se puede negar que es su hijo. ¿Cómo te llamas?
Silvia dirigió una sonrisa al niño.
- Me llamo Federico Carlos.
El niño avanzó decidido hacia Silvia, esquivando a su abuela que trataba de impedírselo, y la dio dos besos. Mi padre...
- Tu padre acaba de llegar.
Todos miraron hacia la escalera. Aurora no ocultaba su enfado por cómo se estaba desarrollando la situación. Apuntó mentalmente en la lista de cosas a hacer, despedir a la doncella que había permitido entrar a esa fulana en su casa.
- Hola, Diego Alberto - dijo Silvia sin poder apartar la vista de ese hombre que la había enamorado y al que había abandonado.
- No creía que tuvieras el valor de acercarte a esta casa, después de lo de la boda. Al menos espero me des una explicación.
- No hay explicación ni leches - intentó zanjar la situación Aurora Fidela. Se giró hacia la visita - Ya está bien la tontería. haz el favor de abandonar esta casa...
- ¿O qué? - la cortó Silvia Fernanda. - ¿Vas a llamar a la policía?
- ¡Basta ya! - gritó Diego Alberto - Ya está bien de tonterías. Madre, cállate de una vez. Silvia. Mañana te haré llegar un cheque para sufragar los gastos de Claudia María. Por cierto, lo hago porque quiero, no es mi hija.
- ¿Cómo que no es tu hija? ¿Me vas a decir...?
- Es la hija de mi hermano gemelo, Federico Gonzalo.
- ¡Hijo! Esta ful...
- Y madre, es el momento de ser sinceros, por una vez en esta familia: Madre, confiesa que no soy tu hijo. Mataste a mi madre cuando apenas teníamos 3 semanas, para quedarte con nosotros.
Aurora Fidela miraba con cara de odio a su hijo. Su hijo, perdía su mirada en algún lugar inconcreto entre la ventana del hall, y la pintura del abuelo Federico Alejandro. Silvia Colón de Carvajal, se había quedado con la boca abierta, y por mucho que lo intentaba, no conseguía cerrarla. Y Federico Carlos, tomaba apuntes mentales para una redacción que tenía que hacer en el colegio sobre la telenovela sudamericana.
Aurora Fidela, intentó volver a controlar la situación. Fue mudando su rostro hacia ese que utilizaba para seducir antes de clavar la daga en el cuello del enemigo.
- Hijo... todo tiene una explicación, que te daré cuando estemos más tranquilos...
- Eso, madre, danos esa explicación.
Todos se giraron. Había hecho su entrada una mujer imponente, con unos tacones de aguja de al menos 7 cm.
- ¡Tú! - exclamó Silvia, antes de caer desmayada sobre la alfombra.
5 Chevy
- Dios, no!!! La alfombra no!!! – exclamó enfurecido Diego Alberto- Con esta alfombra trasladaron a S.E. el Generalísimo de su lecho a la sala de curas del Regimiento del Pardo. Mira, aún se ven las manchas de sangre.
- ¿El gene queee? - preguntó Federico Carlos.
- Francisco Franco –le respondió Diego Alberto, en tono solemne.
- Putos nombres compuestos –murmuró el mozalbete.
- Niño, no hables así de mal –le reprendió su abuela, Aurora Fidela.
- Perdona abuela, ya se que no cuesta una puta mierda hablar bien.
- Federico Carlos!!!
- Menuda reunión de pastores –dijo la recién llegada.
- Oveja muerta –sentenció Federico Gonzalo, mientras tomaba el pulso a la inerte Silvia Fernanda. Alarmado por el griterío producido, había, “recién llegado”, ataviado con su batín preferido y su inseparable pañuelo al cuello.
- ¿Muerta? –preguntó alguien.
- No tiene pulso –contestó Federico Gonzalo. –Traedme el… -continuó, pero interrumpió la frase, allí no había carro de paradas y él tampoco era el doctor Vilches.
- Una Colón de Carvajal muerta en nuestra alfombra. El peso del ducado de Veragua caerá sobre nosotros –dijo la abuela.
- ¿Donde está eso? -preguntó Federico Carlos.
- En Panamá
- ¿Jack?
- ¿Pero que dice este niño?
- Y ahora ¿qué hacemos?
- Otro rulo, como el del Fran Fran ese –dijo alegremente Federico Carlos.
- La memoria de “su Excelencia” no se deshonra!!!
Se hizo un silencio angustioso, unos miraban con cara interrogante otros con cara de temor y sólo uno parecía divertido. El silencio se rompió por una suave voz que dijo.
- La muy… y con unos Alexis Mabille… -dijo Silvia Fernanda mirando los finos tacones.
Todos miraron hacia la alfombra. Diego Alberto lo primero que vio fue el ostentoso collar que llevaba Silvia Fernanda. Por unos instantes se le apareció Carmen Polo sobre el sudario del Caudillo. El único que se dio cuenta del detalle fue Federico Carlos. Tuvo una tremenda erección al pensar en un videoclip de Lingerie pour homme del tal Alexis, que se había encontrado “por casualidad” en internet. El hecho no pasó desapercibido a la abuela y del susto, o del recuerdo de su finado esposo, cayó desmayada con tan mala fortuna que golpeó con su prótesis de titanio –que tan amablemente le había colocado en la cadera el Marqués de Villaverde- en la sien de la que pudo ser pero no fue, su nuera.
Y el agraciado -menuda gracia que le va a hacer- para seguir con esta historia es... Teodoro y su afamado blog Teodoro y amigos.
Silvia abandonó temprano la casa, tenía los ojos llorosos de tanta decepción y por la noticia que acababa de recibir de manos de Aurora, la que iba a ser su futura suegra, no esperaba una noticia así, aunque de ella no le hubiera sorprendido nada, siempre se opuso a su noviazgo con Diego, el hijo de Aurora, se hizo a la idea que le haría la vida imposible, pero Silvia nunca imaginó una noticia como esa que le hiciera tomar esa decisión, la de marcharse, justo el día de la boda, sin decir nada, ni una palabra, ni una despedida, ni un por qué, pero con un as en la manga que en ese momento ella desconocía.
Mientras tanto, Diego esperaba impasible la llegada de Silvia a la iglesia, en un principio pensó que el retardo era inevitable, como todas las novias, pero conforme fue pasando el tiempo, la cara de Diego era un poema, al lado estaba Aurora, su madre, quién le decía que de una chica así uno no se podía fiar, y que seguro que la había dejado plantado en el altar para irse con otro señor más rico que él.
Silvia no apareció por ningún lado, ni una nota, no había ni un rastro suyo en la casa familiar, y Aurora se dió por satisfecha, sin decirle que ella había sido la causante de la huída de Silvia, pero le dijo a Diego que era lo mejor que podía pasar y que por los invitados no había problema, ella se encargó de disculparle.
Lo que Aurora no podía imaginar, es que esta partida no estaba ganada ni mucho menos, habían pasado 18 años desde ese suceso cuando alguien llamó a la puerta, era Silvia y en cuestión de minutos se encontró con Aurora, a esta le llamó la atención la madurez y serenidad en el rostro de Silvia, pero se mostró impasible, dispuesta a defender lo suyo, lo que no esperaba de ninguna forma es que Silvia le dijera que iba a reclamar parte de la fortuna de Diego porque cuando huyó estaba embarazada, y venía a luchar por lo que le pertenecía a Claudia, su hija adolescente, pocas cosas le importaban ya, lo única que quería era hacer justicia 18 años después.
Aurora no se quedó quieta, no estaba dispuesta a permitirlo.....
2 ALEX:
Aurora no supo reaccionar al momento, pero su semblante cambió cuando Silvia quiso entrar en la casa. Aquella casona antigua la había visitado tantas veces, que no era nada extraña para ella, y en 18 años no había cambiado absolutamente nada. Silvia tenía las fuerzas necesarias para enfrentar aquella situación, pero en un momento todo se le había venido abajo. Pensó estar preparada para lo que iba a pasar, para lo que tenía que decirle aquella mujer que nunca la quiso como nuera, pero se quedó paralizada al verla allí plantada en la puerta.
Tras Aurora apareció un chiquillo. A Silvia se le heló el cuerpo al verlo, pues era la viva imagen de Diego, pero en un adolescente que no tendría más de 13 años. El niño que se colocó justo detrás de su abuela y se quedó mirando a la que para él era una extraña.
- Quiero hablar con Diego, y esta vez no me lo va a impedir nadie.
Silvia recompuso la cara y volvió a mirar a los ojos de Aurora. Respiró hondo, saco las fuerzas que había estado atesorando durante años y puso en su mente a su hija. Una voz contundente salió de su garganta, con fuerza y sin temblarle.
3 THIAGO:
- ¿A qué has vuelto a esta casa? No tienes nada que hacer aquí. – Le increpó Aurora, con la cara enrojecida por la ira, superada ya la sorpresa inicial. Aurora siempre la había odiado aunque Silvia nunca comprendió tanta inquina. –Abandona la casa de los Moscoso del Prado inmediatamente, y deja a mi hijo en paz, respetando la gloria de sus antepasados.
- Diego Alberto tiene que hacerse cargo. Claudia María es su hija y ahora quiere cambiarse de sexo. Necesito el dinero para la operación. – Espetó Silvia a su asombrada y fallida suegra. – Yo sóla no puedo hacer frente a semejante gasto.
La tarde se había vuelto plúmbea. Dónde antes cantaban los pájaros, ahora un silencio mortecino se apoderó del ambiente, la tensión se palpaba y podría cortarse con un cuchillo. La cara de Aurora, inexpresiva tantas veces, era ahora el vivo ejemplo de la repugnancia y el odio que sentía.
-Tú estás loca, Silvia Colón de Carvajal. -Espetó a aquella desgraciada a la que había conseguido mantener alejada de su hijo con sus malas artes. –Diego Alberto, mi querido niño, - continuó aquella arpía, - bastante tiene con su propio hijo, que le ha salido gay.
4 tatojimmy:
Silvia Colón de Carvajal miró al niño que se escondía detrás de las piernas de esa arpía.
- No se puede negar que es su hijo. ¿Cómo te llamas?
Silvia dirigió una sonrisa al niño.
- Me llamo Federico Carlos.
El niño avanzó decidido hacia Silvia, esquivando a su abuela que trataba de impedírselo, y la dio dos besos. Mi padre...
- Tu padre acaba de llegar.
Todos miraron hacia la escalera. Aurora no ocultaba su enfado por cómo se estaba desarrollando la situación. Apuntó mentalmente en la lista de cosas a hacer, despedir a la doncella que había permitido entrar a esa fulana en su casa.
- Hola, Diego Alberto - dijo Silvia sin poder apartar la vista de ese hombre que la había enamorado y al que había abandonado.
- No creía que tuvieras el valor de acercarte a esta casa, después de lo de la boda. Al menos espero me des una explicación.
- No hay explicación ni leches - intentó zanjar la situación Aurora Fidela. Se giró hacia la visita - Ya está bien la tontería. haz el favor de abandonar esta casa...
- ¿O qué? - la cortó Silvia Fernanda. - ¿Vas a llamar a la policía?
- ¡Basta ya! - gritó Diego Alberto - Ya está bien de tonterías. Madre, cállate de una vez. Silvia. Mañana te haré llegar un cheque para sufragar los gastos de Claudia María. Por cierto, lo hago porque quiero, no es mi hija.
- ¿Cómo que no es tu hija? ¿Me vas a decir...?
- Es la hija de mi hermano gemelo, Federico Gonzalo.
- ¡Hijo! Esta ful...
- Y madre, es el momento de ser sinceros, por una vez en esta familia: Madre, confiesa que no soy tu hijo. Mataste a mi madre cuando apenas teníamos 3 semanas, para quedarte con nosotros.
Aurora Fidela miraba con cara de odio a su hijo. Su hijo, perdía su mirada en algún lugar inconcreto entre la ventana del hall, y la pintura del abuelo Federico Alejandro. Silvia Colón de Carvajal, se había quedado con la boca abierta, y por mucho que lo intentaba, no conseguía cerrarla. Y Federico Carlos, tomaba apuntes mentales para una redacción que tenía que hacer en el colegio sobre la telenovela sudamericana.
Aurora Fidela, intentó volver a controlar la situación. Fue mudando su rostro hacia ese que utilizaba para seducir antes de clavar la daga en el cuello del enemigo.
- Hijo... todo tiene una explicación, que te daré cuando estemos más tranquilos...
- Eso, madre, danos esa explicación.
Todos se giraron. Había hecho su entrada una mujer imponente, con unos tacones de aguja de al menos 7 cm.
- ¡Tú! - exclamó Silvia, antes de caer desmayada sobre la alfombra.
5 Chevy
- Dios, no!!! La alfombra no!!! – exclamó enfurecido Diego Alberto- Con esta alfombra trasladaron a S.E. el Generalísimo de su lecho a la sala de curas del Regimiento del Pardo. Mira, aún se ven las manchas de sangre.
- ¿El gene queee? - preguntó Federico Carlos.
- Francisco Franco –le respondió Diego Alberto, en tono solemne.
- Putos nombres compuestos –murmuró el mozalbete.
- Niño, no hables así de mal –le reprendió su abuela, Aurora Fidela.
- Perdona abuela, ya se que no cuesta una puta mierda hablar bien.
- Federico Carlos!!!
- Menuda reunión de pastores –dijo la recién llegada.
- Oveja muerta –sentenció Federico Gonzalo, mientras tomaba el pulso a la inerte Silvia Fernanda. Alarmado por el griterío producido, había, “recién llegado”, ataviado con su batín preferido y su inseparable pañuelo al cuello.
- ¿Muerta? –preguntó alguien.
- No tiene pulso –contestó Federico Gonzalo. –Traedme el… -continuó, pero interrumpió la frase, allí no había carro de paradas y él tampoco era el doctor Vilches.
- Una Colón de Carvajal muerta en nuestra alfombra. El peso del ducado de Veragua caerá sobre nosotros –dijo la abuela.
- ¿Donde está eso? -preguntó Federico Carlos.
- En Panamá
- ¿Jack?
- ¿Pero que dice este niño?
- Y ahora ¿qué hacemos?
- Otro rulo, como el del Fran Fran ese –dijo alegremente Federico Carlos.
- La memoria de “su Excelencia” no se deshonra!!!
Se hizo un silencio angustioso, unos miraban con cara interrogante otros con cara de temor y sólo uno parecía divertido. El silencio se rompió por una suave voz que dijo.
- La muy… y con unos Alexis Mabille… -dijo Silvia Fernanda mirando los finos tacones.
Todos miraron hacia la alfombra. Diego Alberto lo primero que vio fue el ostentoso collar que llevaba Silvia Fernanda. Por unos instantes se le apareció Carmen Polo sobre el sudario del Caudillo. El único que se dio cuenta del detalle fue Federico Carlos. Tuvo una tremenda erección al pensar en un videoclip de Lingerie pour homme del tal Alexis, que se había encontrado “por casualidad” en internet. El hecho no pasó desapercibido a la abuela y del susto, o del recuerdo de su finado esposo, cayó desmayada con tan mala fortuna que golpeó con su prótesis de titanio –que tan amablemente le había colocado en la cadera el Marqués de Villaverde- en la sien de la que pudo ser pero no fue, su nuera.
Y el agraciado -menuda gracia que le va a hacer- para seguir con esta historia es... Teodoro y su afamado blog Teodoro y amigos.
10 comentarios:
jaja, cari, has conseguido darle ese toque personal que te caracteriza.... Ducado de Veragua? ese es el que llevan los descendientes de Colón, el descubrido, los conozco, jajaaj. El duque de Veragua era compi de promoción de mi abuelo, y lo mato la ETA.
Bueno, la historia ya no sé ni como va, no me acuerdo ni de la parte que escribí yo. creo que la idea podía ser buena, pero yo la jodí, jaja lo siento. Eran los días del Orgullo y estaba viendo una novela en la tele aquí mi madre en el salón que me inspiró.. ahora ya no lo salva ni el enterrador... Pero pude ser un enterrador de lujo, pues a ver que hace el pobre theo con esto, jaajaj
el caso es que le está bien, a mi me ha encasquetado algo -lo que sea con la palabra "bisectriz" Tú me dirás jajaja
Bezos.
Estos niños... que asustan a las abuelas... y encima con prótesis de titanio. ains.
Yo como idea, creo que le daría al chico del vídeo, un papelito. Yo creo que se lo merece... sisisisisisi.
Chevy, te has portado. Sí señor. No esperaba menos de ti. Me alegra haberte per-turbado.
:p
besos.
muchos.
envueltos.
Jajajaj, me he reído mucho con tu continuación, jajajaj, se ha ido un poco de madre, pero no está mal, yo sólo idee el principio
Besazos!!
Esto es un desmadre total...y genial!! Yo no sé cómo le voy a meter mano al aut....al texto, quiero decir. Iremos pensando, qué fatiguita, que me has puesto el listón muy alto (ejem).
Estaba trabajando cuando lo leí, y me gustaría que hubieras presenciado la carcajada al ver lo de "Miss Islas Canarias". Fantástico.
SoapOpera Kisses
Si continua la historia Theodore seguro que sera todo un éxito.
Un saludo
UT
Thiago:
Todo está documentado. La historia (reciente) la explico a mi manera, la otra la adapto a la historia reciente. Lo de ETA lo he leido, y que conste que a los Colón de Prado los has metido tú en este berengenal.
tatojimmy:
Podriamos liar al del video con Federico Carlor, pero el nene es menor. Perturbame tanto como quieras pero dosificales, que uno por aqui presente también me ha perturbado.
Davichini:
De eso se trataba, si te fijas, solo le he dado un impass a la historia.
Theodoro:
¿Ahora me hablas de meter mano al... texto? Jajajaja. "Miss Islas Canarias 1936". Me mola el general Mola aunque sean una pandilla de facinerosos. Vengam va que te lo he dejado facil.
Ut:
Acostumbro a jugar a caballo ganador. Theodore es un garantía en todo.
A todos, gracias por vuestros comentarios.
Kisses (for everybody).
Verdaderamente habeis acertado, este post de suma y sigue con escritores tan distintos, me ha hecho pasar un buen rato, estoy seguro que Theodore recogerá el guante y además lohará bien.
Un saludo.
me ha costao ¿eh? me ha costao seguir la historia y todos estos nombres compuestos...
pero me he reido un montón... me quedo espectante que faltan cinco capitulos para ver como acaba esto ¿no?
jajajaj, creo que el actual Duque de Veragua no estaría muy de acuerdo con todo esto... (por cieto, chisme, chisme,... le conozco, charle con el, comí con el y es un hombre muy interesante, intelectualmente..) Bueno, estoy con los ojos como platos. jajajaj, no me imaginaba esta continuación jajaja, esto es increible y ciertamente divertido, porque le has dado tu toque especial y genial.
Un beso cielo
Tut:
Es sólo un juego. Lo importante es participar... y pasartelo bien. Sobre Theo, te doy toda la razón.
Adrianos:
No se cuantos capítulos faltan. Igual uno de los "sucesores" los mata a todos y se acaba de golpe y porrazo.
Alex:
A mi no me mires, que al "pobre" Duque de Veragua lo metió indirectamente Thiago. Como has tardado "tanto" en comentar pensaba que el tema franquista no te "interesaba". Jajajaja.
A todos, gracias por vuestros comentarios.
Kisses (for everybody)
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