miércoles, 30 de septiembre de 2009

Absurdo XII

- Hola.
- Hola.
- ¿Qué tal?
- Cansado.
- ¿Y eso?
- Ayer estuve en el centro de proximidad de distribución de alimentos.
- ¿Como?
- En el súper del barrio.
- Ah. ¿Y que compraste?
- Artículos.
- ¿Algo más concreto?
- Hidratos de carbono, proteínas, vegetales...
- Y conservantes y colorantes, ¿no?
- ¿Como lo sabes?
- La mayoría de productos los llevan. Y… ¿alguna cosa más?
- Si, algún producto transversal.
- ¿Transver que?
- Transversal. Cosas que sirven para más de una cosa.
- ¿Tampax?
- Tonto. Agua, por ejemplo, para beber, para hervir, para planchar.
- Uy. Que fino.
- No, es que se ha de hablar con propiedad y políticamente correcto.
- Tonterías.
- Ya, pero ahora se dice “crecimiento negativo” cuando es decrecimiento, y “auditoria de seguridad” cuando se espía.
- Eso son eufemismos.
- Lo que tu digas, pero hoy en día, ya no se come, se realiza ingesta de alimentos.
- Gilipolleces.
- Gilipollas el gestor de stocks.
- ¿?
- Tú lo debes conocer como reponedor. Estaba en un pasillo con una “transpaleta” obstruyendo el paso.
- Acostumbra a pasar.
- Ya, pero le dije que me estaba perjudicando mi ratio tiempo/aprovisionamiento.
- Y él, ¿qué te contestó?
- Que me fuese a tomar por culo.
- Oh, y ¿eso es un disfemismo? Jajajaja. ¿Y qué pasó?
- Me quejé a la ejecutiva de tesorería.
- ¿Y qué te dijo?
- Que en el “Manual de usos y aplicaciones del trabajador” no "le venía nada" con aquella expresión.
- ¿Y todo acabo así?
- No. El que tú llamas reponedor, se tomó la frase al pie de la letra, bueno por pasiva, pero activamente. Ah, y con cariño.


martes, 29 de septiembre de 2009

Diga!

Sonó tres veces, descolgó el auricular, y al ir a contestar, al otro lado de la línea colgaron. El hizo lo mismo. Siguió jugueteando. Volvió a sonar, otras tres veces y con un movimiento rápido descolgó y colgó. Pasaron pocos minutos y volvió a sonar, una, dos, tres ... hasta diez veces, sabía que el contestador automático saltaría. Y saltó. Y volvió a sonar . Dejó que lo hiciera cuatro veces y descolgó. Silencio al otro lado. Aguardó unos instantes y volvió a colgar. Ya empezaba a estar cansado. Sonó de nuevo. Al segundo tono descolgó y dijo un violento "Diga!". Le pareció oir lo mismo, como una especie de eco. El silencio volvió. "y ahora que hago" debió pensar, y sin saber como soltó un “Aaaahhhhhhh”, suave, que obtuvo la misma reacción que el imperativo "Diga!". Sin mediar nada más colgó. Acababa de familiarizarse con su nuevo móvil.

lunes, 28 de septiembre de 2009

Parking

Era viernes. Cerró la puerta del coche, pulsó el mando a distancia y los intermitentes parpadearon. Mientras se alejaba de su vehículo, se palpó los bolsillos, todo estaba en orden. Empezó a sudar, hacía un calor sofocante en el octavo sótano. Ya casi no oía el crepitar del motor al enfriarse, cuando pasó por debajo de un fluorescente que luchaba por encenderse. Miró hacia atrás, como si hubiese oído algo, pero no vio nada. El chirrido de unas ruedas por la rampa, le hizo volverse justo a tiempo para evitar golpearse con una columna. Se detuvo. Por unas tuberías oyó pasar líquido. Miró a derecha e izquierda, y solo vio penumbra. Alcanzaba ya la puerta que daba acceso a los ascensores cuando oyó un golpe seco, algo lejano. Se detuvo de nuevo, a escuchar. Seguía sudando. Unos pasos, seguramente de tacones, repiqueteaban en el ambiente, pero no estaban cerca. Se secó el sudor de la cara con la mano, cosa que maldijo al ponerla en el pomo de la puerta. Esta, al cerrarse tras de si, le erizó el poco vello que tenía. Pulsó la llamada del ascensor y este acudió casi al instante. Al abrirse las puertas, un intenso resplandor iluminó el descansillo. Pulsó el cero y la puerta se cerró, no sin antes haber hecho un par de amagos de atascarse. Cuando se abrieron las puertas, en su destino, se encontró delante de un hombre de facciones duras, alto y muy ancho de hombros. Vestía una camisa de franela a cuadros. Este, se apartó levemente para dejar paso. Al pasar junto a él, notó que sostenía una pesada herramienta que, por no ser familiar no le resultaba desconocida. Se alejó del ascensor, a pasos cada vez mayores pensando el momento en que empezaría a oir el sonido. El sonido no se oyó. Salió al crepúsculo y el aire le enfrió de golpe el sudor. Sonrió al pensar en la calculadora Texas que tenía cuando estudiaba.

viernes, 25 de septiembre de 2009

El montoncito

Empezó, primero con los de cinco, "para hacer una cañita de vez en cuando", debía pensar. Vio que el montoncito creció, y mucho, cuando descubrió que la cañita la podía "pasar". Grecia y Roma le empezaban a aburrir. El montoncito se redujo a la mitad y cambió de color. "Para algún whisky" debía pensar y se aficionó a los de diez. El rojo estaba de moda. El montoncito creció al mismo ritmo cuando empezó a pasar cañitas y whiskys, suyas y de otros. El románico era austero, pero él no. Y volvió a ocurrir. El montoncito volvió a reducirse a la mitad y volvió a cambiar de color. "para una comidita" debió pensar. El azul le gustaba. Y todo siguió creciendo, como aquella apuesta "o doble o todo", si, había cambiado "nada" por “todo”, porqué él era un ganador.

Harto de comiditas, descubrió que tanto los gustos de su mujer como los suyos, crecían tanto en cantidad como en calidad. Se encontró con un pequeño contratiempo, no habían billetes de cuarenta, pero recordó algo que los Salesianos le enseñaron: quebrados y proporciones y así por cada cinco azules le daban dos anaranjados. Había pasado del gótico al Renacimiento, así, por la cara. El montoncito, por un momento mermó mucho, pero al poco tiempo volvió a crecer al mismo ritmo. A veces sospechaba que era un actor con demasiadas “representaciones”, pero le tranquilizaba pensar que cuando se está en la cresta de la ola, se pierde el mundo de vista. Cansado ya del color anaranjado paso al siguiente, el verde, y encima volvía al clásico dos por uno. Y el montoncito se quedo en la mitad. Las cañitas, los whiskys y las otras menudencias se convirtieron en cosas más sofisticadas; ¿qué más daba si pasar un ticket falso que una factura ya sea falsa o hinchada?, el montoncito tenía que crecer. Pasó del verde al amarillo (cómo le gustaba el Modernismo!) y en el paso de este al lila, volvió a sufrir una merma considerable, la misma que su paso por los de cincuenta, pero ya nada importaba, la máquina estaba engrasada y el ritmo de crecimiento del montoncito seguía siendo el mismo.

Y llegó el día en que descubrió que los colores se habían acabado. Estuvo un tiempo desorientado, aunque el montoncito seguía creciendo. Pensó, reflexionó, y meditó mucho, pero el destino ya estaba decidido de antemano. No sabía hacer otra cosa: seguir robando.


Nota: Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. El personaje de la historia es de ficción.

Hemeroteca: Félix Millet, ex presidente Fundació Orfeó Català-Palau de la Música Catalana está siendo investigado por “irregularidades” contables y fiscales en la citada institución. La policía autonómica catalana, incautó una caja de seguridad, en una entidad bancaria, que estaba a su nombre. Debido a la cantidad de billetes hallados, tuvieron que pedir una máquina para contarlos. Había 1.831.372 euros.


miércoles, 23 de septiembre de 2009

FANTA size (to)

Siempre lo dejaba para el final. Pocas veces no lo había encontrado en su casa. Aparcó lo mejor que pudo, por aquello de que nunca se sabe. Sospechaba que era un comprador compulsivo. Había investigado la procedencia de los envíos y sabía que se trataba de una tienda virtual, de ropa, preferentemente. Era tal su obsesión que se había hecho socio solo para fantasear que podría comprar. Como las entregas se producían unas tres semanas más tarde del fin de la campaña, se había hecho una pequeña hoja de cálculo donde anotaba la fecha, la marca de ropa y se guardaba las imágenes de lo que creía que compraría. Dos entregas por semana sumado a lo que llevaba puesto cuando firmaba el recibo le daban suficientes pistas para hacer volar su imaginación. De noche, en su casa, a la vista de las prendas, recordaba a su hermana pequeña jugando con aquellos recortables de papel que servían para vestir muñecas. ¿Por qué ella si y él no?

Mientras se acercaba al portal, esperaba pero no deseaba o deseaba pero no esperaba encontrárselo como la última vez, con sólo una toalla anudada a la cintura. Sin necesidad de mirar ni el piso ni la puerta, pulso el correspondiente botón del interfono.

- ¿Si? -se oyó a duras penas, mientras pasaba un camión de los servicios de limpieza.
- Emereuve, paquete –dijo, remarcando esta ultima palabra.

Al oír el chasquido de la puerta del portal, entró y se dirigió al ascensor. Ya dentro, mientras subía, se arreglo el pelo y se estiró la ropa. “Ding dong”, oyó después de pulsar el timbre. La puerta se abrió y el se quedó mudo e inmóvil. Tenía ante si, la misma toalla que la última vez.

- Hola.
- Ho, ho, hola -consiguió balbucear, para continuar –Ta ta traigo un paquete para Sandro, pe pe perdón, para el señor Sandro Russo.
- Si, yo lo recojo.

Le dio el albarán para firmarlo mientras decía “aquí”, pero su mirada seguía en la toalla.

- Tenga.
- Ah, si, perdón. Aquí tiene –y le dio el paquete.
- Gracias. Adiós -dijo mientras cerraba la puerta.
- Adiós.

Esa noche, en casa, abrió la hoja de cálculo. Dudó unos instantes. Lo seleccionó todo y lo borró. Guardo el archivo y posteriormente lo eliminó. Vació la papelera de reciclaje. Estuvo tentado de si formatear el disco pero no quería pedir a su cuñado ayuda para restaurar el sistema.

Al día siguiente solicitó un cambio de ruta. Se arrepintió de haber borrado el archivo. A fin de cuentas, Sandro no tenía la culpa, bueno, si, ¿por qué ella tenía que llevar la misma toalla?

domingo, 20 de septiembre de 2009

Shopping (II)

Cerrando la puerta tras de si dijo:

- Buenos días
- Discutible, hasta cierto punto –le contestó el dependiente.
-¿Perdón?
- Llega empapado y dice “Buenos días”
- Es un fórmula de corte…
- Y que yo sepa, hoy es lunes no lunesmartes o viernessabadodomingo –le cortó el dependiente, y prosiguió –o sea que utilice el singular, dia –separando las letras de esta palabra.
- Bueno, pues hola –dijo el abroncado individuo, mientras pensaba “ahora no me pillas, ahora no me pillas”.
- Hola, que desea –contestó secamente, extrañado por la cara de sorna del presunto cliente.
- Pues ….
- Venga, que no tengo todo el día.
- Un “compact disc”, de música –contestó, convencido de haber utilizado las palabras correctas.
- ¿Me toma el pelo?
- Para nada.
- ¿Ha entrado alguna vez en una tienda de comestibles y ha pedido comida, así, genéricamente? Es más ¿ha sido lo suficiente repipi para pedir un “Brick” de comida?
- Umm
- ¿Qué está pensando?
- Nada, nada
- A ver, de que quiere el “cidi” –dándole a esta palabra un tono burlesco.
- No me acuerdo del nombre, sólo me acuerdo que eran familiares.
- Pues si que estamos buenos. ¿Familiares suyos o tal vez que la música le resultaba “f a m i l i a r”?
- Mi hija toca el violoncelo pero creo que no ha grabado un disco.
- Yo me toco el pito y si quiere “live”. Venga hombre –dijo el dependiente algo molesto, y dijo –Música familia –mientras tecleaba en un ordenador.
- ¿La familia pimpinela? ¿La familia pollo? ¿Familia Montoya?
- No, creo que no. Debe ser algún parentesco, como papás y mamás.
- ¿Y médicos y enfermeras? Ay, perdón –dijo el dependiente, consciente de que se había pasado. –¿Hermanos tal vez? –inquirió de nuevo.
- Si, si, puede ser –dijo mientras su “oponente” tecleaba de nuevo.
- ¿The Chemical Brothers? ¿The Doobie Brothers? ¿The Everly Brothers? ¿ The Righteous Brothers? ¿The Blue Brothers? o tal vez… ¿Los hermanos Pinzones?
- Si, si, eso último. Va por ahí –exclamó.
- ¿Un disco de música marinera? –preguntó extrañado.
- No, no, creo que era de la canción de esos hermanos, pero un “cover” más picante.
- Alto ahí, ¿no será homófogo?
- ¿He dicho algo?
- No, no, pero le veo venir, y ahora si me disculpa tengo otras cosas que hacer.

El cliente, se dio la vuelta, y empezó a canturrear “Wake up in the morning with a head like ‘what ya done?’, sin intentar un falsete. Ya en la calle, sonrió, y se alejó de la tienda mientras pensaba que si, que el dependiente había estado borde pero no tanto como otros días. Lo volvería a intentar, disfrutaba.


jueves, 17 de septiembre de 2009

Suspicious Sounds

Era tarde, tanto que casi era demasiado pronto. Puso la llave en la cerradura, que para sorpresa suya no le costó demasiado entrarla. Le dio media vuelta y abrió unos centímetros la puerta. Sacó la llave, respiró hondo y empezó a abrir la puerta. Esta chirrió, más que “chi”, fue un “che” estridente. Se maldijo. Entró en su casa, se detuvo unos segundos pero no oyó ningún ruido sospechoso. Para que no se volviese a escuchar el desagradable (y alarmante) ruido de la puerta, la cerró con un movimiento rápido, deteniéndose justo a tiempo para no dar un portazo.

Avanzó por el recibidor, con sumo cuidado, intentado hacer el mínimo ruido posible. La casa seguía en silencio. Entro en la sala y dejó las llaves sobre la mesa, con algo de ruido, poco. Para no molestar se empezó a desnudar ahí, primero el polo. De tan tarde que era, no lo olio, cosa que siempre hacía. Se sentó, y se desabrochó las zapatillas, poco, ya que le costó sacárselas. Se incorporó, se abrió el cinturón e hizo lo propio con los cuatro botones de la bragueta. Ahora llegaba la parte de su test de alcoholemia particular. Sacarse los pantalones sin otro apoyo que sus pies, pasó la prueba con notable pero cometió un pequeño descuido y la pesada hebilla del cinturón golpeó el parket con un sonido seco. Se quedó inmóvil por unos momentos, pero el silencio reinaba en la casa. Al notarlo, si hubiese ido algo más sereno, su mente hubiera entrado en una nueva batalla dialéctica, en casa de un republicano reinaba el silencio.

Una vez dejados los pantalones en una silla, se dirigió hacia el lavabo, encendió la luz, y abrió la puerta contigua, la de su habitación. Con extremo sigilo, se dirigió a su lado de la cama, y con sumo cuidado, retiró el cojín de adorno y abrió la cama. Se dirigió de nuevo al lavabo, cogió el cepillo de dientes, algo de pasta y se sentó en el lavabo a orinar, hacerlo sentado era más silencioso. Mientras se cepillaba, una mezcla de saliva y dentífrico le cayó sobre los calzoncillos. Al verlo, con un dedo, lo retiró y respiró aliviado. Los boxers que llevaba no eran negros, y le molestaba ver el rastro de una mancha blancuzca y más en la parte posterior. Antes de enjuagarse la boca, cerró la tapa del inodoro, pero no dejó correr el agua, eso haría ruido.

Cerró la luz del baño y completamente a oscuras se dirigió a acostarse. Ese recorrido lo sabia de memoria, solo necesitaba la referencia de tocar la cómoda, para poder llegar a la cama. Con el paso de los años creía que había aprendido a levitar, y realmente conseguía meterse en la cama con extremado sigilo. Una vez tendido en ella, casi sin respirar escucho atentamente. Nada. Ningún sonido. Ningún movimiento. Sólo se oían los sonidos de siempre. Lo había conseguido de nuevo. Hacía más de veinte años que vivía y dormía solo, pero seguía con la obsesión de no molestar o tal vez era el temor a ser descubierto.

martes, 15 de septiembre de 2009

Shopping

Entró en la tienda. El golpe fue duro. Pensó por un momento en la palabra gripe y dio un repaso fugaz al abecedario, pero nunca llegaba más allá de la H, pero ese día no se entretuvo a discernir entre la aspirada o la sorda. Miró al dependiente, al verlo sin bufanda, empezó a respirar aliviado, y le miró atentamente la nariz: no goteaba. Era simple y llanamente el aire acondicionado. Manía de tenerlos a todo trapo. Ya tranquilizado, pensó que igual la temperatura era la correcta, había oído que en la calle estaban de 38º, si, si, pero como siempre debía ser “a la sombra”, cosa que tampoco llegaba a entender nunca, fuese por donde fuese, siempre le tocaba “tendido sol”.

- Buenas tardes –dijo educadamente.
- Buenas tardes –contestó el dependiente, bastante más educado, ya que lo dijo mirando al cliente.

Dio un par de vueltas por todos los expositores que había en la tienda, un simple “vuelo de reconocimiento”. Se oía una voz de mujer cantar “Transport me away to the place of my dreams”. En la segunda pasada, el dependiente le miró, distraído. Escogió el pasillo más alejado del mostrador, pero por el lado más próximo a la caja y empezó a pasar cajitas. Clac, clac, clac, clac y clac. Acabó con la primera fila y siguió con la siguiente, clac, clac, y levantó la vista, mirando hacia el dependiente, mientras continuaba su particular búsqueda. Sus vistas se cruzaron. El dependiente, pensó, “Jooooder, un plasta. Me está mirando y sigue pasando cajitas.” El cliente, le leyó inmediatamente el pensamiento, se dio la vuelta y comenzó de nuevo el clac, clac, en la estantería de enfrente. Con el rabillo del ojo, vio, a través del espejo situado al final del pasillo, al dependiente, pero no podía asegurar si le observaba o no. Le encantaba hacer el papel de “sospechoso habitual”. En sus “vuelos de reconocimiento” sólo había intuido la presencia de una cámara de seguridad. La mujer continuaba con su lenta cadencia “Your reasons are noble”. Se le acabó una fila, y pasó a la siguiente. Clac, clac, clac, y pensó “¿Y si me quedo con la vista como decía mi abuela? Todo el resto de mi vida mirando por el rabillo. Que sí, que si, que era casi para lo que vivía o malvivía o subsistía, pero en este caso era otro rabillo.” Pasó a la siguiente fila, mirando distraidamente, Cloc, cloc. Ese sonido le detuvo, algo ocurría. Estaba en la zona de recopilatorios con funda de cartón. Aquello no le gustó y cambió de pasillo.

El dependiente, le miró, cuando pasó cerca, abrió la boca, pero no articuló palabra, solo le siguió con la mirada. Se detuvo en el pasillo central, hacia la mitad, y antes de empezar con el clac, clac, clac, se fijó donde estaba. Letra H. Alzó algo la vista y leyó “Pop/Rock”. De música no entendía mucho, más bien nada, pero había leído algo de que era como mezclar peras con manzanas, y como de frutas tampoco entendía mucho, dejó de elucubrar. Se detuvo en uno y leyó el artísta: Herman’s Hermits. “¿Este no tendría que estar en la letra G?” pensó. Miró el título del cd: “Lo mejor de Herman’s Hermits”. Le dio la vuelta y miró la lista de canciones. La primera ponía “Years may come, years may go". Alzó la vista hacia el dependiente, pero este estaba distraído mirando un monitor. De inglés tampoco sabía mucho, más bien nada, pero le sonó a canción “con mensaje”. Continuó con la lista y se detuvo en la cuarta: “No milk today”. Por su mente pasaron decenas, no, centenares, no, miles de imágenes que se cortaron abruptamente.

- ¿Desea que ayude al señor? –oyó a sus espaldas. El sobresalto hizo que el cd que tenía en su mano, cayera sobre los otros.
- No, no –balbuceó -Creo que he encontrado lo que buscaba –prosiguió sonrojado, mientras se giraba hacia el dependiente. El dependiente miró el cd que tenía en la mano y dijo:
- Buena elección. Existía un disco de idéntico nombre pero del 69, de abril, concretamente, pero está descatalogado –dijo el dependiente.
- Ah –contesto el cliente, dejando la boca entreabierta. Cuando ya empezaba a babear, no sabía si por el porte, por la sapiencia o por la cadencia a la hora de hablar del dependiente, recordó “No milk today”.

Mientras se dirigía a la caja la canción decía “I want to see it, I want to feel it, I want to taste it”.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Historias Cálidas (miércoles pasado)

Estaba Don Donaciano sentado en su amplia butaca de su no menos amplio salón (700 m2) cuando accionó el pulsador de llamada. Presto acudió su mayordomo.

- Si señor –dijo Fermín.
- ¿Serías tan amable de encenderme el televisor y ponerme el canal “24 hours blood news”?
- Lo que usted mande –contestó Fermín educadamente.

Fermín, se acerco a la pequeña pantalla (64 pulgadas resultaban ridículas en la inmensidad del salón), tomó el mando a distancia y buscó el canal que Don Donaciano le había solicitado. El mayordomo, conocedor de las excentricidades del señor, le pregutó:

- ¿Desea sonido?
- Umm –dijo Don Donaciano mientras pensaba la respuesta- Mejor sin sonido, gracias.
- ¿Desea algo más el señor?
- No, muchas gracias, Fermín, ya puedes retirarte.

El mayordomo se retiró, tal como había dejado el televisor, en silencio. Siempre temía ser despedido por su descaro. El canal “24 hours blood news” sólo emitía noticias, emulando los viejos teletipos. No había sonido.

Don Donaciano se quedó absorto en lo que aparecía en su pequeño gran LCD.


Malaga, Spain. 01:00
Individuo muere aplastado por el marco de un cuadro. Tela desaparecida. Restos de pescaito frito junto al cadáver.

Cruz del Eje, Córdoba, Argentina. 02:00
Mujer desangrada por sección de la yugular, probablemente por el anzuelo que llevaba clavado. Libro de poemas en su regazo. La sangre cubre el nombre del autor.

Oslo, Norway. 03:00
Mujer desaparecida. El gobierno noruego se dirige al gobierno cubano con una conocida canción “Cuando salí de Cuba dejé mi vida, dejé mi amor”. La respuesta oficial la dio Fidel. Aún la está dando.

Buenos Aires, Argentina. 04:00
Varón. Yacía en su apartamento. La posterior autopsia revela la ingesta de un alimento multicolor. La policía sospecha de una sobredosis de arco iris.

Lugar fronterizo, Argentina. 05:00
Hombre desaparecido. La democracia tiene cosas buenas, pero aún siguen desapareciendo personas. Para no mezclarse con las de Mayo, las madres de estos, se reúnen en la Plaza de Dorrego, Buenos Aires.

Villa Constitución, Santa Fe, Argentina. 06:00
Mujer muerta por aplastamiento. Su cuerpo fue hallado en la prensa del taller literario que frecuentaba. Se estudia el autor del texto impreso en su espalda. Si resultase de ella misma podría tratarse de un suicidio.


Canals, Valencia, Spain. 07:00
Cadáver de mujer. No hay nadie. Sólo un reproductor en el que suena constantemente una canción que dice “He deixat ma mare, sola a Xativa, al carrer Blanc”.

Barcelona, Catalunya, Spain. 08:00
Perturbado mental anda suelto por las calles. Todas las fuerzas de orden público van tras él. Para una ciudad tan turística, su presencia, causa más mala imagen que la ciudad llena de putas.

Valencia, Spain. 09:00
Cadáver encontrado junto a un campo de naranjos transgénicos. Un toro pastaba cerca. La secreta construcción de una central nuclear llamada “Ciutat de l’energia neta” en las inmediaciones, hace sospechar a la policía.

Madrid, Spain. 10:00
Joven se tira al metro. La policía lo detiene. Se le acusa de escándalo púbico. A parte de ir rasurado, el arma, no es ni mucho menos reglamentaria. No se puede ir al metro con escasos centímetros.

Valencia, Spain. 11:00
Mujer atrapada en un espejo. Ni los bomberos ni el servicio de urgencias saben como sacarla. Albus Dumbledore, que aquel día estaba de presentación de la última película de Harry Potter sugirió la idea de que podría tratarse del “Espejo de Oesed”.

Bragança Paulista, Sao Paulo, Brazil. 12:00
Activista LGBT desaparecido. Se le busca por la selva amazónica. La policía opina que con la poca selva que queda, en un par de días dan con él. Lula no silva.

Palencia, Spain. 13:00
Si, si, PA y no VA. La gente empieza a sospechar que sólo lo valenciano es luctuoso. Joven víctima de la noche, no por tarambana sino por trabajador. Se sospecha que la noche volverá, tras el día.

Córdoba, Spain. 14:00
Amenazas a un joven (o no tan joven) de 38 años por comentar en un blog polaco. El polaco, sabedor de todo esto, ha contratado a cientos de investigadores para saber de donde proceden dichas amenazas. Que sea rojo, ateo y anticlerical no es relevante.

Sevilla, Spain. 15:00
Joven achicharrado por salir de su domicilio en pleno mes de agosto al mediodía. La policía dice que es problema suyo (su último problema, seguro) por no respetar el toque de queda que rige en la ciudad en las horas de mayor calor, o sea, todas.

Montserrat (near), Catalunya, Spain. 16:00
Mujer, morena, de la sierra, descuartizada. Se sospecha que unos ángeles, dotados ellos de sierras de oro, hicieron uso de ellas. Alguien ha sugerido su nombre: Rosa. Los trozos hallados, debido a su avanzado estado de descomposición, se remontan al pasado mes de abril.

Rosario, Santa Fe, Argentina. 17:00
Mujer cae por un precipicio. Se encuentran restos de unos matojos en una de sus manos. Los investigadores suponen que, en segunda instancia, se trata de falta de Fe. Alguien oyó gritar aquello de “Hay alguien más por ahí”.

Sanse(bastián de los Reyes, se le supone), Madrid, Spain. 18:00
Mujer asaltada por unta turba de dudas. Es su huída se le oyó decir “Telmaaaa, ábreme la puerta” (o parecido). Los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado buscan a las dudas. Existen dudas “reales”.

Red Hot Peppers, Chile. 19:00
Hombre, asesinado en la vía pública a plena luz del día. Detenido un sospechoso. Declaró que lo hizo por “el don que llevaba dentro”. El forense, dijo textualmente. “hombre, tampoco hay para tanto”.

Santa Fe (x2), Argentina. 20:00
Homosexual muerto mientras practicaba la conocida postura del 69. Su partner había insistido en que le hiciera un 68 y que le debería una. La avaricia rompió el saco.

Bandung, Java, Indonesia. 21:00
Mujer obligada a prostituirse. La multinacional Sol Microsystems, sabedora de que la mujer era una reputada programadora de .NET obliga a la desdichada mujer a programar en Java.

Córdoba (x2), Argentina. 22:00
Una fiera feroz se ha escapado. Que nadie le de de comer, que se crece. Si alguien la ve, se ponga en contacto urgentemente con las autoridades. Es hembra, pero al ser feroz este detalle era obvio.

Málaga, Andalucía, Spain. 23:00
Hombre. Muerto. Rinconete. De Cortadillo, no se sabe nada. El muy pícaro se las daba de gracioso. Gracia tenía. Pero muerto, de que le sirve. Y todo empezó con un espermatozoide que….

País Vasco. Spain (o no, quilosa). 24:00
Niña muerta por congelación en las montañas. Su madre se lamentaba así “Yo le dije que se pusiese una rebeca, bua, bua, bua”.



Don Donaciano pulsó de nuevo el avisador. Fermín acudió de nuevo.

- Si señor –dijo Fermín.
- Ya puedes apagar el televisor, sólo dan noticias desagradables.
- ¿Desea alguna cosa más, el señor?
- No, no, gracias, te puedes retirar.

Mientras Fermín se retiraba, con aquella gracia que sólo los mayordomos de verdad lo saben hacer, Don Donaciano le dijo:

- Recuerda no decirle nada de esto a la señora.

Fermín dudo unos instantes. No sabía si se trataba de otra excentricidad más o que Don Donaciano estaba empezando a sospechar. Su mujer había desaparecido hacía 12 años. Profesionalidad, ante todo profesionalidad, se dijo, para contestar:

- Si señor, como usted diga.

Esa noche, Fermín no hizo el amor con el esqueleto de la señora.




El pasado miércoles Stanley Kowalski, del blog Historias Cálidas, me concedió el premio que lleva el nombre del blog. Francamente me causó indignación, no por estar dentro de la lista de veinte-pico agraciados, sino por haberla publicado un miércoles y habernos escatimado, sisado y robado una de sus historias. Mi aceptación, agradecimiento y venganza, ha sido este post. Gracias, Stanley.


PD: Los hechos sangrientos, desagradables e infantiles que aparecen en esta historia, nada tienen que ver con los agraciados con el mismo premio. Todo parecido con la realidad es pura coincidencia. Si tú has estado agraciado, seguro que no te encuentras... o si. Jajajaja.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

J'Accuse III


No, no podemos quedarnos indiferentes a los graves hechos del pasado fin de semana en Pozuelo de Alarcón. Hemos de reflexionar. Hemos de meditar. Hemos de aislar el problema (si existe) y buscarle una solución (o disolución).

Comentaba mi amigo Thiago que la culpa de los incidentes estaba, entre otras razones, principalmente en el problema de la educación y apuntaba directamente a los padres. Y yo que soy tonto, me dije, a ver si el mozalbete ese tiene razón. Y he investigado. Básicamente, trabajo de campo.

Se dice (yo aquí no opino) que los padres delegan la educación de sus descendientes en la escuela, en sus horas lectivas y como ellos no tienen tiempo, el resto de las horas libres están a merced de la electrónica. Se empezó con la televisión, aparecieron los primeros ordenadores, las video consolas, los teléfonos móviles, internet, los reproductores digitales y un largo etcétera. Y los padres felices, sus hijos no daban guerra, teórica. Un día, alguien se preguntó: ¿dónde están los valores? La respuesta fue fulminante: “con la llegada de la globalización, el valor de estos aparatos ha bajado un montón”. Oída esta respuesta, muy hábilmente se ahorro la siguiente pregunta que era ¿y las actitudes?

Y que tiene que ver todo esto con Pozuelo. Ahora viene la respuesta, es la culminación de mi trabajo de investigación. Los papis de los adolescentes de dicho pueblo, para justificar un pequeño grano de arena como aportación a su educación, enmascaraban una parte de la asignación monetaria de sus hijos con contraprestaciones de trabajos domésticos. Los pobres teen’s tenían que saber “lo que cuesta ganar dinero”. Y el más duro de ellos era tener que segar el césped de sus preciosas casitas. Pero un día un nene de esos le dijo a su papi (leer lo que sigue con voz nasal): “Papá, en casa de Jacobo han comprado una Automower". Papá, que no sabía nada del tema, y para no parecer un inculto, memorizó el nombre y respondió un lacónico “Ah”. Días después se informó o le informaron de que se trataba. En la publicidad rezaba: “Automower es un robot cortacésped, autónomo y ecológico, que sale cada día a cuidar la hierba por si solo sin necesidad de que Ud. lo controle.”. El padre, distraído como siempre, se quedó con trozos sueltos “robot”, “autónomo”, “cuidar”, “por si solo” y “lo controle” y pensó que los japoneses habían inventado una especie de canguro para pre-adultos, pero al recordar la palabra “hierba” se le encendieron todas las alarmas. Después de concentrarse en la lectura, suspiró aliviado. Miró el precio, alto, si (entre 2500 y 3000), evaluó el desgaste psicológico que le producía perseguir a su hijo para que cortase el césped, y se decidió a pagar por la cortadora y a su hijo, por la patilla. Cientos de hogares “pozueleños” hicieron lo mismo. Y pasaron de tener hijos ociosos, a tenerlos ociosos y descansados. El cóctel estaba servido.

Y ¿de quien es la culpa?, ¿de los padres?, por comprar el artilugio, ¿del sistema?, por ofrecernos la posibilidad de comprarlo, o de los hijos, por sus continuas reivindicaciones. El alcalde tenia razón, la culpa es de los de fuera, en este caso de los suecos, el fabricante es Husqvarna.


martes, 8 de septiembre de 2009

Postales de verano: Sol y complementos

Primeros días de agosto. Yo tostándome en una playa de la Costa Brava. Ahora, que si me pongo de decúbito supino, que si ahora más de lo mismo lateral, sin preferencia específica entre izquierdas o derechas ya que la pieza se tiene que dorar por todas partes, para acabar con la más pornográfica de las posturas “decúbitas”, la prono. Y así, vuelta a empezar, todo ello aderezado con algún entretenimiento adicional, véase prensa, libro y/o música. Hacer sudokus, en la playa, ya no me mola. Las posturas de semiincorporado o sentado son francamente peligrosas, ya que los pliegues de la piel pueden provocar un acabado tipo pentagrama francamente grotesco. Tomar el sol, es francamente complicado y has de dominar los tempos de movimiento así como la aplicación homogénea de las cremas protectoras, calculando si el número de baños combinado con la fricción con la toalla demandan una nueva aplicación de dicho ungüento. La teoría parece fácil pero cuando lo aplicas al mundo real, aparecen problemas. La arena en los pies, por ejemplo, gran protector cutáneo. Después de seis jornadas en la playa, conseguí salir con unos pies impolutos, blancos, lo que unido al calzado típico de estas fechas, véase chanclas y albarcas menorquinas, me daban un aspecto algo “apingüinado”. Los extranjeros, que suelen ser muy listos, descubrieron este problema hace lustros, y encontraron la solución: el calcetín.

Las gafas de sol y el sombrero merecen un aparte. El sombrero es pieza básica en la playa. La gente lleva gorras y nadie se fija, pero si llevas un sombrero, miran y si encima pareces un explorador australiano, se fijan más. Pero es básico, como mínimo para mi, que se me calienta el coco y eso es malo. Y por último las gafas, que son un complemento o un complemento de un complemento. Leer cuando el sol está en su cenit sin gafas es como intentar freírte los ojos en aceite de oliva. Pero lo más útil de las gafas, siempre y cuando los cristales sean muy oscuros, es poder mirar sin que resulte escandaloso y flagrante la contemplación de un monumento, una obra de arte o un espejismo. Vamos, que todo lo dicho anteriormente son poses, voy a la playa a mirar y punto (bueno, si encima me pongo moreno, mejor que mejor). Lo de leer, es para que se piensen que voy de intelectual, lo de escuchar música, es que voy de moderno, pero a lo que voy es a mirar y con suerte a que me miren.


Duda: Nos hemos de proteger del sol, pero el día que se apague, por aquí, adiós muy buenas. Si nos hemos de proteger de los “malos”, el día que se acaben, ¿dejaremos de ser “buenos”?


lunes, 7 de septiembre de 2009

Map of the Sounds of Tokyo

Creo que la última película que vi de Isabel Coixet fue Elegy. Iba a decir “típica historia de profesor universitario americano y romance con estudiante” y lo he dicho. Me sorprendió, no por la historia sino por su puesta en escena. Creo recordar que había vino, y me agrado la “Pe”. Y claro, no se puede ir al cine predispuesto. Predispuesto ¿a que? A pagar, siempre, predispuesto a que me sorprendan. Y va y no me ha sorprendido.

He visto demasiados tópicos y guiños a cosas que me suenan demasiado. El “love hotel” de la novela "After dark" de Haruki Murakami (lectura vacacional) . El karaoke: joder, ya tuvimos suficiente con “Lost in traslation”. El mercado de pescado: ¿no les gusta la carne a los “japos”? Y ¿no esta muy manida la escena del “sushi” o “maki” servido sobre mujeres desnudas? Si en la escena que Sergi López va en taxi aparecen los guantes blancos del conductor sobre el volante, me levanto y me voy (mentira podrida). Dudas de un no cinéfilo: la asesina profesional, ¿no es un guiño “tarantiniano”? Y no se cómo, con un guión muy original (la del amigo acompañante-narrador) ha caído en tópicos. Dudo que, haciendo un paralelismo (solo simbólico), Tokio se pueda resumir en paella, sangría, toros y sol. Yo, si fuera japonés, a parte de tenerla mas pequeña, me indignaría.

Después de haberla “destrozado” un poquito, la película tiene detalles. Sergi López está rechoncho para hacer escenas "subidas de tono" y encima tiene granos en la espalda. Real como la vida misma. Los pechos de la protagonista, Rinko Kikuchi (la sordomuda de Babel) son dignos de elogio. El ayudante de la tienda de vinos, Manabu Oshio (más cantante que actor en la vida real), está para comérselo y eso que sólo sale vestido. La “frikez” del hombre planta tiene su que (no irse antes de los títulos de crédito, por que vuelve a aparecer cuando ya se han acabado).

Detalle “extra”. Hay dos escenas difíciles de describir. Una es una “el día del beso” y otra es como una especie de terapia de desahogo. En ellas aparecen un montón de extras haciendo lo propio. Cuando acaban ambas escenas se nota una falta de naturalidad en el "yo me voy por donde venia" brutal.

La banda sonora es occidentalmente japonesa, igual es así, pero me ha parecido oir la música de “siempre” cantada en japonés, haciendo un paralelismo más atrevido, es como oír el “Yesterday” de los Beatles versión Los Manolos. Bueno, como siempre, después de criticar una película recomiendo que se vea, las que no merecen la pena, no se critican, se censuran.

Sentencia “fantasma”: Típico producto de la factoría Mediapro (Jaume Roures, productor ejecutivo). Woody Allen nos enseña Barcelona, ahora Isabel Coixet nos enseña su Tokio. Apuesto por Akira Kurosawa enseñándonos Kinshasa o Tombuctú. Lástima que esté muerto, que si no seguro que ganaba.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Premio "Novela 2009"



El día 16, del ya lejano mes de agosto, apareció publicado en el bloc de Thiago la concesión al firmante de este blog del premio Novela – 2009. Como con todos los premios que han tenido a bien otorgarme, este lo acepto y agradezco al “dante” que me haya tenido presente en sus oraciones.

Mi querido, plateado y galáctico otorgante decía en su post:

Y para el tonto de Chevy, que creo que no le he dado ningún premio todavía, y sé positivamente que el es, o va a ser, un gran escritor algún día, sino lo es ya.

Dos días después de su anunció, le comuniqué vía email, ya que estaba de vacaciones “blogueras”, mi sincero agradecimiento. Y mi ilusión fue doble, primero por hacerme creer que soy o seré un escritor y segundo, por llamarme “el tonto de Chevy”. Si, si, soy tan tonto que me hace ilusión que me llamen tonto, evidentemente, no a todo el mundo se lo permito y nunca con adjetivos que lo acompañen, por ejemplo, “tonto del culo” o “tonto pollas” me desagradan en demasía. Y tan tonta cosa le sorprendió a mi “dante”, que si era con cariño, que si hay “confi”. Coño (perdón), Thiago, que me gusta (lo de “tu madre José” creo que es de una canción).

He de reconocer que me gusta escribir, me divierte, me lo paso bien. Pero una cosa es escribir textos cortos y otra muy diferente es enfrentarte al DIN-A4 blanco, expresión más que sobada, pero del todo cierta. Para escribir a lo grande se necesita tiempo, no tiempos y mucho de todo, y curiosamente tengo poco tiempo y poco de nada. Eh, pero tranquilo (dante querido) que algo he empezado y espero que algún día se acabe, sin prisas, con pausas, pero llegará.

Ah, Thiago, gracias, ya tardabas...Jajajajaaja.

Aclaraciones: El vocablo “dante”, se refiere a la persona que otorga el premio y no tiene nada que ver con preferencias sexuales ni de Thiago ni del firmante de este post. Una vez releído el texto, me empiezo a arrepentir de haber escrito lo de tonto. Me temo que a partir de ahora se acuñará la expresión “tonto chevy” para designar a los tontos excluidos de los grupos “tonto pollas” y “tonto del culo”, por que mira que se necesita ser tonto para que te excluyan…


miércoles, 2 de septiembre de 2009

New Trafford


Escena uno. Joven de 15 años explicándole a su padre (aquí se deja libertad al espectador para decidir si biológico o no) como regirán a partir de ahora los horarios y la nueva distribución de tareas domésticas.

Escena dos. El representante sindical, de un sindicato minoritario, del comité de empresa de REPSOUL le explica al presidente (se supone que de la propia empresa) su plan para colectivizarla, como punto culminante de su política, previa prohibición del uso de hidrocarburos fósiles.

Escena tres. Jean The-Door intenta vender un “totxo” (ladrillo en catalán) a Flower "citizen" Pelez. Este, que es del ramo (nada que ver con flores) no se lo traga. Cuando el reputado (nada que ver con la nota re) abogado le hace referencia a la vía láctea, al ciudadano se le iluminan los ojos. Los hay que viven en otra galaxia.

Escena cuatro. En un país muy lejano (pero que muy lejano) había un rey de la dinastía Caramelo. Ya que había un rey se supone que existía una monarquía. Un día, un líder (nada que ver con “Follow the”) de un partido rojo, pero que muy rojo, visita al susodicho rey. Partido político y monarquía riman con monarquía parlamentaria y así lo entendieron los historiadores. También cuentan los mismos, que el del partido rojo le explica como va acabar con la monarquía e instaurar “noseque” de la cosa pública, eso si, dejando claro que no tiene nada en contra de los Caramelos. Al rey, barbudo, se le quedo una cara como queriendo decir "pero que me estas contando".



Nota del traductor: Existe una acepción de la palabra “totxo” que se refiere a ineptitud de una persona. Su uso es frecuente en fútbol.

Nota del interpretador: Old Trafford es el estadio de fútbol del Manchester United y también conocido como el “Teatro de los sueños”. Se supone que el autor asocia “old” con sueños, y “Trafford” con teatro (por aquello de que empiezan con la misma letra) y propone un nuevo teatro (de ahí lo de “new”) basado en hechos ficticios pero con personajes reales o al revés, no se.

Nota del revisor: La utilización por parte del “interpretador” de las palabras “personajes reales” es una mera coincidencia con uno de los personajes de la escena cuatro.

Nota del historiador: La mera coincidencia apuntada por el revisor no deja de ser curiosa, ya que parece demostrable que la historia es real y el personaje es re real, o sea, dos veces real, como diría aquel, dos reales son … cincuenta céntimos.