martes, 20 de octubre de 2009

Hot Springs

Salió del todoterreno. Realmente era cómodo. El frío viento del norte le hizo olvidar repentinamente el cansancio acumulado. La ropa de mezclilla con la que había salido de la Costa del Sol no era la apropiada. Había llegado. Estaba donde quería. Aún no sabía si era un viaje iniciático o terminal.

Todo había empezado en Málaga, casi al mediodía, embarcaba, por un “finger”. No se lo tomó como un signo premonitorio. Casi tres horas más tarde aterrizaba en Gatwick. Tenía muchas horas por delante. Cogió el tren hasta la estación Victoria de Londres y dejó la maleta en la consigna. Después de malcomer, se dirigió a Piccadilly Circus, y se sentó tranquilamente bajo la fuente de Eros, consumiendo las horas viendo el devenir de las gentes. Los turbantes asiáticos seguían llamándole la atención. Con puntualidad británica, se fue a realizar la siguiente ingesta diaria. “Malcenó”, sabía que ocurriría, pero prefirió saber lo que comía, en teoría, en el Kentucky Fried Chicken, a las sorpresas inglesas. Recuperada la maleta, se dirigió en metro hacia el aeropuerto de Heathrow, le gustaba la sensación claustrofóbica que le producía ese metro en particular. De allí, en autobús, se dirigió al sencillo hotel Ibis a dormir unas horas.

Madrugó al día siguiente. El vuelo salía poco antes de las nueve; el autobús, el tren interno y la facturación del equipaje más las medidas de seguridad adicionales llevaban su tiempo. En el Boeing 777-200ER le tocó ventanilla y la suerte de no tener compañeros de viaje. Antes del despegue, pensó en si no era una locura todo aquello. Era tarde. Un libro, “El viaje a ninguna parte”, música del Ipod y unos cuantos sudokus, más la inestimable ayuda de la tripulación, le hicieron corto el recorrido, total, ¿qué eran diez horas? Casi a la una, hora local, llegaba a Houston. El único problema era el nombre del aeropuerto, pero más tarde comprobó que era de “papá” Bush y no de su hijo. Tenía cinco horas. El mal rato que paso en inmigración, aquel control que le hizo sentirse culpable, y más cuando el fornido agente le preguntó el motivo y el destino de su visita, la respuesta que dio fue clara y sin titubear y más cuando respondió a la incrédula pregunta de “In autumn?”. El “Yes” fue seco.

Salió un momento a tomar el aire, y comprobó que la temperatura se parecía mucho a la de su tierra natal. Deambuló por el aeropuerto, buscando descubrir aquello que llaman “american way of life” aun a sabiendas que un aeropuerto es un aeropuerto. Ya no sabía si tenia que desayunar, comer o cenar, había perdido la noción alimentaria. Al pasar delante de un cartel que ponía BBQ, decidió merendar. Un “steak” de carne tejana. Mientras se lo comía se hizo un lío mental entre carne y tejanos que lo achacó al cansancio del viaje. Se fue hacia la terminal A, su categoría había cambiado, de internacional a doméstica, como si estuviese en casa. A las siete volvía a subirse a un avión, esta vez con destino a Denver, donde llegaba una hora y media más tarde. El vuelo 147 de Frontier Airlines había estado algo movido debido a las turbulencias atmosféricas pero las ansias por llegar lo mitigaban todo. En la capital del estado de Colorado, tuvo que correr, tenía media hora para la siguiente conexión. Cuando subía al pequeño bimotor de hélices, recordó como murió John, John Denver y de nuevo lo atribuyó al cansancio.

Eran las diez menos cuarto de la noche, cuando aterrizaba en el aeropuerto municipal de Cheyenne. Suspiró aliviado. Se encontró la oficina de Hertz cerrada. Suerte que había un teléfono de emergencia y tras unos minutos de difícil conversación le dijeron que un “guy” le traería las llaves y el contrato. Él tenía su spanglish que había adaptado algo para entenderse con los pedantes ingleses, en Tejas, ya le había servido, pero aquí, en el estado de Wyoming todo le sonaba a indio. También se puso en contacto con el motel donde pensaba dormir. Les comunicó que llegaría tarde, muy tarde, tenía 306 millas por delante y un solo objetivo, llegar.

Casi a las once de la noche salía con un gran Chevrolet Trailblazer, y gracias al navegador, se situaba en la interestatal 25 que no tenía que abandonar las siguientes 176 millas. Pasado el pequeño pueblo de Chugwater, paró a tomar café. Hambre no tenía. Absorto en la sola idea de llegar no se dio cuenta de las miradas que le echaron los lugareños, nada envidiables a las que había visto en múltiples películas de la “América profunda”, pero claro, donde estaba sino en lo más profundo de ella. Tras repostar, reprendió la marcha. Para entretenerse, puso la radio, no estaba habituado a la aburrida conducción de los coches automáticos, pero encontró una emisora de música country, canturreaba las canciones, aunque no las supiese y daba golpecitos con los dedos sobre el volante. Dejó atrás Wheatland, Glendo, Douglas, Glenrock y Casper, donde esbozó una tierna sonrisa. Allí abandonó la interestatal para incorporarse a la autopista 20/26 oeste. Se sintió cansado y paró a estirar las piernas. El aire era gélido. En Shoshoni sabía que ya estaba muy cerca, solo unas 30 millas. Y llegó, eran las cinco y media de la madrugada.

El motel que había escogido, el Coachman Inn, estaba cerca del centro de Thermopolis, en el condado de Hot Springs, y era justo lo que había previsto, un edificio de una sola planta. Mientras se dirigía a la recepción pensaba en la “king bed” que le esperaba. Allí, sobre el mostrador, encontró un sobre a su nombre con las llaves de la habitación 11. Se duchó, lavó los dientes y se metió en la cama. Antes de cerrar los ojos, pensó que un terapeuta creería que lo que había hecho era como una especie de viaje al vientre de su madre, pero de nuevo lo atribuyó al cansancio. Lo había hecho sobre, debajo, y encima, pero nunca, nunca dentro. Memorizó los límites del condado y cerró los ojos. En su cabezá empezó a sonar "I walk the line".







12 comentarios:

Stultifer dijo...

Un viaje divertido y un final en el Coachman Inn nada despreciable. ¿Porqué la habitación 11, de las 11 que tiene?

Ya me gustaría. Gracias.

Xim dijo...

Que miedo me daría hospedarme en un motel de esos, y más miedo aún viajar solo por allí, ya son ganas...
Bueno, que vuelvas pronto!!!

ElevenKss

Xim

Anónimo dijo...

¿Y no ha dado una vuelta un poco larga para llevar hasta allí? Madre mía, que largo que ha sido, para llegar a la habitación, ozu, que largo.

Besos cielo

theodore dijo...

¿Cómo se llamarán los habitantes de Shoshoni?

El viaje parece agotador pero debe ser fascinante, adentrarse en la América profunda y sus vicisitudes... aunque conoiendo al autor, me pregunto yo si todo esto no será más simbólico que otra cosa. Si lo es, no pillo ná, jaja.

¿Habrá continuación?

Detour kisses

Thiago dijo...

Cari, yo tb. me quedó un poco a cuadros, pues o es una metafora de la vida, en el que el viaje es el propio final o no entiendo nada... jajaj No se como nos cuentas tantas vicisitudes del viaje pero nada de las motivaciones ni de los fines, salvo que como dice Theodore vaya a haber una segunda parte, jajaj O es que el ira a la America profunda era el fin en si mismo? jajaja.

Hombre, se ve que eres viajado, claro, jajaj Yo tengo ganas de recorrer la mítica interestatal 66 esa en harley davison, te apuntas? y asi por el camino me lo vas explicando, jajaj...

Y sobre lo que comentas en mi blog, pq no nos cuentas esas visitas teatrales? A tu blog no le vendría mal un poco mas de implicación personal, cari... que sabemos de ti en realidad por el blog? Nada, jajaa

Bezos.

Chevy dijo...

Stultifer:
Las apariencias engañan, la entrada desde la carretera, hace temblar.

Xim:
Hay cosas que solo se pueden hacer solo, bueno, en este caso sólo se podía hacer con un hermano/a gemelo.

Alex:
Por 1.000€ es lo que hay. Por 4.000€ habían cosas mas "decentes". Y ... no es por la habitación.

Theodore:
¿Sansonitas? jajajaja
El nombre del pueblo se debe a la tribu de los shoshones. Mirando el mapa, a la izquierda, o sea, un poco más al oeste, hay una gran reserva india, esa "gran" cosa que hicieron los "invasores". Los shoshones de Wyoming son conocidos como los "windriver".

Todo es simbólico, y creo que lo pillas todo, lo que a ti se te escape....

Kisses

Chevy dijo...

Thiago:
Dicen que la ruta 66 está muy degradada. Igual ese es su encanto. Sabias que las autopistas. La 66 cruza el pais en diagonal, desde Chicago a Los Angeles. Yo que soy algo mñas cartesiano, prefiro las rutas 20, 30 y 50, que cruzan el país enterito, de este a oeste. Ah, y la 20 y 30 pasan por Wyoming. Jajaja.

Igual si hubiese puesto unas notas al pie se vería más claramente quien es el protagonista de la historia. Gajes del oficio.

Kisses

Chevy dijo...

Stultifer (ampliación):
La empresa que explota el susodicho motel tiene el sugerente nombre de Cummings & Co Inc. Es que estos yankees... después los tachan de puritanos. Jajajaja.

Kisses

Thiago dijo...

jaja cari, me siento culpable ahora pues yo soy anti-notas-aclaratorias, jaja

No te preocupes, desde luego me hago una idea de quién es, pues se le notan mucho los conocimientos del viaje y de la zona... Pero precisament epor eso, cari, nos gustaría saber que hace nuesro héroe en HOT SPINGS al empezar el otoño, jajaj Y si, como parece desprenderse del post, ha ido al encuentro de algunos fantasmas del pasado o de sus raices maternas...

Vamos, como en mi obra de teatro de ayer, me gustaría haber visto algo más de emoción y, si quieres, sentimentalismo, jajaja

Bezos.

Chevy dijo...

Thiago:
Donde las dan las toman.
Sólo hay unas pocas frases "emocionales" :
"Estaba donde quería. Aún no sabía si era un viaje iniciático o terminal."
"Antes de cerrar los ojos, pensó que un terapeuta creería que lo que había hecho era como una especie de viaje al vientre de su madre, pero de nuevo lo atribuyó al cansancio."
"Lo había hecho sobre, debajo, y encima, pero nunca, nunca dentro."

Ah, en la imagen está el secreto.

... y el sentimiento, es el post. Jajajajaja. Es como una especie de "Así me vió" que una vez vi en un blog. Jajajaja.

Kisses

Xim dijo...

Los shoshones de Wyoming son conocidos como los "windriver".

Y yo que creía que hablabas de las tribu de las chochoni y del gran Wyoming...

NationalKss

Xim

Anónimo dijo...

Veo que el tema está en cuales son las intenciones profundas del protagonista para hacer ese viaje. Qué quiere terminar o empezar.
pero digo yo, si hubiera querido que nos enteráramos, lo hubiera puesto clarito...

Aunque lo de memorizar los límites del condado, me empujan a pensar que es un asesino que está pensando en a cuanto está la frontera para huir del Sheriff... ains.

Pues que unos besos y esas cosas.