jueves, 11 de junio de 2009

Siete Gatos IV

Entramos en el restaurante, tras darnos a conocer y comprobar la reserva, nos acompañan a una mesa.

- Un sitio muy agradable.
- Si, no recuerdo quien me lo comentó –digo, más bien miento, lo saqué de una reseña de algún dominical.

Él, una vez situadas sus apetecibles posaderas en la butaca, empieza con el ritual que me empieza a poner… de los nervios. Deja caer la servilleta en su regazo, desplaza unos centímetros los cubiertos, alejándolos del plato de cortesía y resitúa las copas unos milímetros. La escena es más propia de Kasparov antes de empezar una partida.

- ¿Desean beber algo los caballeros?
- Yo me esperaré al vino, ¿y tú?
- También –contesta. Cuento mentalmente hasta cuatro y cuando el camarero ya se ha alejado un par de metros, dice:
- Una cañita, por favor –suerte que lo dice mirando al camarero, porque yo lo digo al unísono con los labios.

Repasamos la carta. Nada nuevo bajo el sol. Es la primera vez que venimos, pero la oferta de platos, es más de lo mismo.

- ¿Los señores lo saben ya? –pregunta muy educadamente el maître. Inexorablemente mi acompañante formula la pregunta esperada.
- ¿Tienen algo aparte de la carta? –con una entonación que denota interés. Falso.

Nos recita unos cuantos platos de productos de temporada y después unos pocos pececitos, de aquellos que no ponen en la carta por que no les caben los ceros. Antes de que él se lo diga, me anticipo, solo para joderlo.

- Nos lo pensamos un poco más –digo yo.
- ¿Y tú que tomas? –me pregunta. Sigue el manual al pie de la letra.
- Como siempre, algo suave de primero y un pescadito de segundo.
- Pero siempre pides carne –dice. No distingo bien si ha puesto énfasis en esta última palabra.
- Ya, pero hoy no es siempre.
- Buenoooo, como estaaaas.-dice, para seguir con -¿Pero de primero que?
- Unas habitas baby salteadas con jamón.
- Pués yo pediré una ensalada de espinacas, piñones y queso parmesano.
- Lástima que siempre pidas queso. No podré picar –eso está en mi Manual de Respuestas Neutras aunque en realidad podrían estar en mi Libro de Reclamaciones.
- Y después unos riñones al Jerez –dice. Yo tiemblo. Como no estén muy limpios la arma.

Después de pedir y tener una cena sin más sobresaltos que los de rigor y tras unos postres que paradójicamente amargan más que endulzar, me dice:

- Creo que he cenado demasiado –esto aparece en la página 5, apartado 4 de “Se lo que va a pasar”.
- Si, es lo que tiene, cenar dos platos y postre, mendigando de otros platos –y pienso “que educado que eres, más que mendigar parecía un saqueo”.

La escena del café está sacada del manual “Voy de notas: Epílogo”. Ha cambiado tres veces de “parecer” al pobre camarero, por este orden: café solo, cortado (muy corto de leche), carajillo y café solo. Del tema descafeinado hoy no se ha acordado. Buf.

A mí, que el vino me ha hecho bajar las defensas, no voy a la greña, y pido directamente la cuenta, aunque tendría que haber pedido la recortada, porque si lo vuelve hacer lo mato. Y lo hace. Me traen la cuenta, el rápidamente la coge y dice:

- La relación calidad precio es equilibrada –y deja la cuenta en la mesa.

Pago mientras pienso “¿Los cerdos dicen lo mismo de las bellotas? Cuatro.

5 comentarios:

Xim dijo...

Que cosas, esta vez no me ha afectado tanto, algo "light" para mi gusto, nada, seguiré esperando la escena de cama...

kss

XiM

theodore dijo...

(El gran) David Sylvian tiene un tema llamado "A Brief Conversation Ending In Divorce". Las breves conversaciones de estos ¿amantes? están dirigiéndose a un lugar más turbio que un divorcio. Me gustaría saber qué pasa por la mente del otro, qué piensa, si sabe que su comportamiento es enervante para el narrador, si lo hace a conciencia, si no da para más, ni para menos.

Y si el narrador tiene algún placer en esa suerte de masoquismo.

Viva el vino.

Besos caramelizados.

...Runagay dijo...

¿En la cama es tan melindroso o se deja meter bien la "recortada" sin tanto protocolo?. Besotes.

Chevy dijo...

Xim:
Es que si lo maltrato mucho, a cualquiera de los dos, igual no me llegan a la cama, si es que van a llegar.

Theodore:
Hombre, tu por aqui. Bienvenido, Mr.Marshall. Cuidadin, cuidadin, que si elocubras mucho tendré que cambiar el final. Y la vida. (uy, eso ultimamente, como dicen los peques, taladra).

Misterclosed:
En estas historias se me ha ido un par o tres veces la mano con expresiones indecorosas. De momento aguanta el tipo y quedate con esas pinceladas. El resto lo dejo para cada cual.

Gracias por vuestra fidelidad y generosidad.

Kisses for EveryBody.

Anónimo dijo...

AAAHHH, por favor... yo hago lo mismo cuando me siento, es como un ritual... la servilleta en las piernas, coloco los cubierto, bueno, más bien los muevo de lugar, las copas son descolocadas por mi, y como los platos tengas la marca de la casa, los tengo que colocar mirando hacía mí los dos... uufff, soy un maniático, soy un maniático. jjaja

Tengo la sensación, de que en el fondo te encanta que haga esas cosas, todas ellas y sin dilación, como si fuera un ritual del que no te puedes escapar.

Un besito